La prevalencia del tabaquismo en España ha descendido diez puntos desde el 2000, según las últimas estimaciones del informe sobre tendencias del tabaquismo que ha publicado la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero a este descenso de las cifras se le está sumando un enemigo: las redes sociales. Fumar sigue siendo cool. Porque si no fuese así, ¿qué sentido tendría exponer el hábito a millones de personas?
La lista de celebrities que se podrían enumerar es bastante extensa. Cantantes como Shawn Mendes, que no duda en subir fotos a su perfil de Instagram mientras fuma; Rosalía, que por su cumpleaños «obsequió» a sus invitados con un frutero lleno de cigarros; o Quevedo, que, contrario al resto de mortales, fuma con descaro en el interior de discotecas mientras pincha sus nuevos temas. Incluso los hay que su personaje en la gran pantalla comparte adicción en la vida real. Es el caso de Cillian Murphy, cuyos papeles en Peaky Blinders y la galardonada Oppenheimer, viven envueltos en humo; o Jeremy Allen White, que en la serie The Bear, fuma casi tanto como atiende los fogones. Todos podrían englobarse bajo el nuevo término «cigfluencers», los influencers de los cigarros.
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