A mediados de los 90, varios medios de comunicación se hacían eco de un «revolucionario» método de desintoxicación de la heroína que prometía ayudar a superar la adicción sin pasar por la fase más aguda del temido «mono». La clave está en anestesiar al paciente mientras los especialistas «lavan» la droga de su cerebro con fármacos.
De esta forma, el enfermo es ingresado durante 24 horas en una Unidad de Cuidados Intensivos y pasa el síndrome de abstinencia durmiendo profundamente. El procedimiento, no obstante, no elimina la necesidad de seguir nueve meses de tratamiento con naltrexona y psicoterapia para evitar recaídas.
Desde el hallazgo, miles de drogodependientes (en nuestro país se cifra en cerca de 120.000 el número de enganchados a la heroína) han sido tratados con este sistema, bautizado como Desintoxicación Ultrarrápida de Opiáceos (UROD), sin que hasta ahora se hubieran realizado estudios controlados sobre él.
Pero el primer trabajo en el que se ha comparado la eficacia y seguridad de esta forma de terapia con otros tratamientos de desintoxicación, y que sale a la luz en la última edición de la revista «The Journal of the American Medical Association (JAMA)», no ha resultado nada prometedor.
Eric Collins, de la Universidad de Columbia (EEUU), ha comparado el uso, en 106 adictos de entre 21 y 50 años, de la desintoxiación ultrarrápida asistida con anestesia con la deshabituación rápida con los fármacos buprenorfina o clonidina apoyada con naltrexona, y con la terapia con clonidina, pero con la introducción tardía del producto que trata de evitar las recaídas, la naltroxena. Este medicamento también se utilizó en los drogodependientes que fueron sedados.
La buprenorfina fue aprobada por la FDA (la agencia del medicamento en EEUU) en 2002 y su eficacia ha sido comparada con la terapia de mantenimiento con metadona. «Este es el primer trabajo aleatorio y controlado sobre la desintoxicación con anestesia y un grupo control. El uso de este método fue asociado con una utilización de mayores dosis de inducción de naltrexona y con síntomas de abstinencia similares a los que sufrieron los integrantes de los otros grupos.
Además, los datos que avalan la eficacia del sistema en cuanto al seguimiento del tratamiento en las 12 semanas posteriores a su inicio son similares entre los que fueron sometidos a la sedación profunda y los que recibieron la buprenorfina», recuerdan los propios autores.
Uno de los aspectos concretos en el que se apoyan los investigadores para certificar que los resultados obtenidos no avalan el uso del método es su escasa seguridad. De hecho, en el grupo anestesiado tres pacientes sufrieron efectos adversos graves: edema pulomar, un intento de suicidio que requirió hospitalización en un enfermo que sufría enfermedad bipolar y una cetoacidosis diabética (complicación grave) en un diabético cuyos niveles de azúcar fueron difíciles de controlar tras la sedación.
«En nuestra investigación tuvimos especial cuidado de examinar a los pacientes por si sufrían trastornos que elevaban el riesgo de complicaciones durante la anestesia y aun así se produjeron estos casos adversos», aclaran los investigadores estadounidenses.
La valoración de todos los datos es lo que ha propiciado que los autores insistan en sus conclusiones que «dado el bajo coste y la mayor seguridad de buprenorfina, es preferible usar esta terapia que la ultrarrápida con anestesia a la hora de iniciar el tratamiento mantenido con antagonistas de opiáceos, se apunta en el artículo.
Opinión
Patricik G. O Connor, de la Universidad de Yale (EEUU), apunta en un editorial que acompaña al artículo del «JAMA»: «El estudio llevado a cabo por Collins y su equipo contribuye de forma significativa a la creciente evidencia científica concerniente a la eficacia y seguridad de la terapia de la dependencia de opioides, pero más allá documenta que la desintoxicación asistida con anestesia no juega un papel fundamental en este tratamiento».
En contra de este tipo de aseveraciones, los defensores del método UROD aseguran que es eficaz (afirman que el 75% de los tratados no ha recaído a los seis mes de recibir la terapia) y que debe ser llevado a cabo por personal cualificado en centros de referencia para evitar complicaciones durante la sedación.