El tabaco mata cada año a más de 400 albaceteños, según las estadísticas de Sanidad, pero el problema no es tanto de mortalidad como de calidad de vida y de falta de libertad. El fumador es un adicto, un enfermo para los libros de psiquiatría y un candidato para padecer todo tipo de enfermedades crónicas. Y es que las toses por la mañana, el dolor de cabeza, el mal sabor de boca y las náuseas son los primeros síntomas de un final nada alentador.
No es de extrañar que con este panorama ocho de cada diez pacientes de Neumología sean o hayan sido fumadores. Así lo puso de manifiesto a este diario la responsable de la Unidad de Tabaquismo del Complejo Hospitalario, la neumóloga Ana Tornero, quien recomienda a los fumadores que se armen de voluntad y pidan ayuda para dejar un hábito que merma su calidad de vida y que acaba con su libertad.
La doctora Tornero explica además que engañarse no sirve de nada. No hay dosis de cigarrillos, por pequeña que sea, que resulte más o menos negativa. Las consecuencias del tabaco sólo se conocen realmente cuando aparecen y, para entonces, suele ser demasiado tarde. La calvicie, el deterioro de la dentadura, el envejecimiento prematuro o la pérdida de oído son los efectos secundarios más leves, ya que el consumo de tabaco convierte a su víctima en candidata a todo tipo de tumores, así como enfisemas pulmonares, úlcera gástrica, psoriasis o cardiopatías.
Desde el 1 de enero del 2004, fecha en la que empezó a funcionar la Unidad de Tabaquismo del Complejo Hospitalario, los neumólogos atienden una media de 300 casos al año, pero si bien en la Delegación Provincial de Sanidad se trata a fumadores que quieren dejar la adicción de forma voluntaria, al Perpetuo Socorro llegan los casos derivados por los médicos de Atención Primaria y los especialistas. Es decir, acuden a consulta fumadores que ya han desarrollado una enfermedad y, aún así, el 39 por ciento logra superar el primer año sin probar un solo cigarrillo.
El perfil del paciente de la Unidad de Tabaquismo es el de un hombre, en el 60 por ciento de los casos, con unos 46 años, que empezó a fumar a los 16. Precisamente, ahora se da la circunstancia de que hay más información de la que ha habido nunca y ha bajado el porcentaje de fumadores, pero la edad de inicio ha descendido a los 13 años y cada vez se suman más mujeres al hábito tabáquico.
Según el Instituto Nacional de Estadística, del año 87 al 2003 se ha incrementado ligeramente el número de mujeres fumadoras y ha descendido el de hombres. El porcentaje de adictos pasó del 38 por ciento al 31 por ciento de la población. La doctora Tornero anima a todos los fumadores que hayan tomado la decisión de dejarlo a dar el paso. Eso sí, la neumóloga de la Unidad de Tabaquismo recuerda que el médico de cabecera o el farmacéutico pueden ayudar cuando la voluntad flaquea. Así, sólo en las unidades de la Delegación Provincial de Sanidad y el Perpetuo Socorro y en los cursos de la Asociación Española contra el Cáncer se atiende cada año a más de un millar de albaceteños que piden apoyo para cambiar de vida. En este punto, la doctora Tornero manifiesta que todo el mundo tiene que ejercer el derecho a poder elegir y, sin embargo, tras la aplicación de la Ley Antitabaco, ‘hay muy pocos bares con la opción de no fumar’.
Pero al margen de la nueva normativa, la neumóloga insiste en que la salud, la libertad y los hijos, son, por este orden, los pilares en los que se apoyan los numerosos fumadores que cada año se deciden a intentar dejarlo.
No obstante, el tiempo dará la razón y las fuerzas a quien intente dejar el tabaco, ya que sólo con 20 minutos sin fumar el paciente se encontrará con que mejora la presión arterial y la frecuencia cardiaca. A las 24 horas, el ex fumador comenzará a recuperar el olfato y el gusto así como mejorará el aspecto de la piel. Dos días después, disminuye el riesgo de infarto, que se reduce al 50 por ciento cuando pasa un año de abstinencia.
Lo importante es conseguirlo, ya sea con parches de nicotina, con fármacos o con terapia y para facilitar estos apoyos están desde los médicos de cabecera a los neumólogos, pasando por los farmacéuticos. Y es que la adicción a la nicotina puede tener tanta o más fuerza que la heroína.
Según lo datos facilitados por la Delegación Provincial de Sanidad, una persona que permanezca cinco horas al día en una habitación de 30 metros cuadrados, en la que se fumen dos cigarrillos cada hora, y en la que se renueve el aire una vez cada sesenta minutos, inhala el equivalente a un cigarrillo. Asimismo, la dosis media de nicotina que recibe una persona cuando se consume un cigarrillo a su lado es de un 0,5 por ciento a un 2 por ciento de la que inhala el fumador. A las cuatro horas, los fumadores pasivos pueden llegar a consumir en su lugar de trabajo el equivalente a diez cigarrillos light. Los hijos de fumadores inhalan al año una media de 30 a 80 cigarrillos. La decisión de dejar el tabaco no sólo beneficia al consumidor.