Científicos de la Universitat de València han demostrado, mediante experimentos con ratas, que el éxtasis impide la generación de nuevas neuronas en el cerebro adulto. En concreto, según explicó ayer el investigador Juan José Canales, esta droga -consumida fundamentalmente entre los jóvenes- hace desaparecer el 40% de las nuevas neuronas que los adultos generan continuamente en el hipocampo. Esta parte del cerebro es la que se relaciona con la memoria, el aprendizaje y los estados de ánimo y es la que sufre los efectos de la adicción a las drogas, según se ha comprobado en estudios previos. Ello explicaría las alteraciones psicológicas y los estados de ansiedad y depresión que se dan con frecuencia en drogodependientes.

El trabajo de investigación dirigido por Juan José Canales, que ha realizado otros estudios sobre los efectos de las drogas en el cerebro -ha profundizado, en especial, en las consecuencias de la cocaína- ha sido publicado recientemente en la revista Neuropharmacology, informaron ayer fuentes de la institución académica.
Canales dirige el grupo de investigación de Biopsicología y Neurociencia Comparada del Institut Cavanilles de la Universitat de València.

El investigador y su equipo desarrollan una línea de estudio sobre la neurogénesis: la capacidad del cerebro de los adultos de generar nuevas neuronas a partir de unas progenitoras. «Intentamos comprender para qué sirve esta renovación en las estructuras del cerebro. Si ejerce alguna función o es un vestigio de la evolución. Presumimos que tiene que ver con la memoria y el aprendizaje. De ahí, la relación del consumo de drogas con los problemas neuropsiquiátricos», explicó Canales a este diario. Después del nacimiento e incluso en la etapa adulta, nuevas neuronas son producidas continuamente en el cerebro del hombre y de otros animales. Estas regeneran ciertas estructuras del cerebro, contribuyendo a su adecuado funcionamiento. Los experimentos realizados por los investigadores de la Universitat en ratas han determinado que la ingesta de éxtasis disminuye esta capacidad de autorrenovación del cerebro. El equipo de Canales reprodujo en ratas de laboratorio el patrón de consumo de éxtasis de un adicto de fin de semana. Los animales fueron sometidos así a seis tratamientos durante 48 horas y después estuvieron 14 días sin ingerir la sustancia. Los investigadores marcaron las células del hipocampo nacidas antes del tratamiento y, tiempo después de la ingesta, pudieron comprobar que el 40% de ellas había desaparecido.

Los datos publicados en la revista Neuropharmacology sugieren de esta manera que el abuso de éxtasis en humanos podría tener consecuencias neurológicas importantes, incluyendo un deterioro de las funciones cognitivas.
Juan José Canales subrayó ayer la importancia de verificar los resultados con humanos, aunque expresó las dificultades -especialmente, de tipo ético- para esta experimentación. No obstante, consideró la viabilidad de realizar algún estudio neurotoxicológico post-mortem con adictos para ver las variables neuronales.
El investigador situó el trabajo publicado ahora sobre el éxtasis como uno más dentro de una larga serie de informes sobre los efectos de las drogas en el cerebro y sobre las bases del comportamiento adictivo. Este es, en concreto, el primero que el equipo realiza sobre el éxtasis, una sustancia cuyo uso ha crecido entre la población joven. La conclusión general de estos trabajos, apuntó ayer Canales, es que las drogas «no son buenas» para el cerebro.
Los miembros del grupo tienen una amplia experiencia en neurobiología, neuroquímica y psicofarmacología y dominan técnicas de investigación como las de comportamiento animal, neurohistología, neuroquímica, neurocirugía y cirugía vascular.