Es un gesto cotidiano. Discreto. Que, en principio, no hace daño a nadie y que, además, «me lo ha recetado el médico». Consiste en tomar una, o dos, o tres o cinco pastillas «de esas para los nervios» cada día. Se trata de un gesto que realiza el 15 por ciento de la población canaria y que está generando unos problemas de adicción «muchos más graves que los de la cocaína». Así lo expresó ayer el médico coordinador de la unidad de atención a las drogodependencias, Miguel Dorta, quien «invitó» a todas aquellas personas que necesiten iniciar un tratamiento de deshabituación a que se acerquen a cualquiera de sus centros donde se dispone, desde el año 2006, de un tratamiento específico.
Dorta remarca que «el problema está en que algo que puede ser muy bueno para ayudar en un momento dado de una situación se convierte en un problema pues la ingesta se perpetúa en el tiempo». Como norma, «yo nunca mando más de 15 días este tipo de fármacos» y recuerda que hay gente que «ha cronificado este consumo» convirtiéndose en verdaderos adictos que «no logran resolver el problema por el que acudieron, por primera vez, al médico» y que a eso se le suma una serie de indeseados efectos secundarios como «insomnio, convulsiones, un incremento de la ansiedad o taquicardias». Además, se trata de una droga difícil de abandonar pues cursa un síndrome de abstinencia similar a la de la heroína. «Por ello, si alguien quiere dejar las pastillas, debe consultar con su médico o acudir a un centro específico». El problema está en que muchas de estas personas asocian los tranquilizantes con salud porque es algo que cuenta con prescripción médica.
Consumo de cannabis
Casi 50.000 jóvenes de entre 14 a 18 años presentan un consumo problemático de cannabis que puede generar dependencia y problemas en su salud y, aunque ha descendido el uso de esta droga entre los adolescentes, el 20 % dice haberla tomado al menos una vez en los últimos 30 días.
Son datos de un estudio, pionero en Europa, realizado por el Plan Nacional sobre Drogas para poner en marcha nuevas políticas de acción frente al uso de esta droga, cuando se ha observado un aumento del ingreso en urgencias hospitalarias derivado de su consumo, que fue del 28% del total de ingresos por drogas. Respecto a las otras drogas, los datos entre 2005 y 2007 reflejan un descenso de consumidores de tabaco, bebidas alcohólicas y de heroína inyectada, mientras que se está estabilizando y ha comenzado a descender el uso de la cocaína, al igual que el cannabis, tras años de aumento. El estudio fue presentado por la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya.