La forma que tienen de utilizar su dinero las familias de la demarcación de Tarragona no se diferencia mucho a cómo lo hacen las del resto del Estado, aunque destaca el hecho de que gastan tres veces más en hoteles, cafés y restaurantes (3.069 euros al año) que en su propia salud (1.024 euros al año). Es uno de los datos que se desprenden de la Encuesta de Presupuestos Familiares del 2008 llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística (INE), publicada esta semana. También llama la atención que las familias tarraconenses gasten casi tanto en transportes (4.363 euros) como en alimentación (4.647 euros); el doble en bebidas alcohólicas y tabaco que en educación; más en ocio, cultura y espectáculos que en vestido y calzado; más en teléfono que en pescado y aceite juntos…

Así las cosas, y a tenor de esta encuesta, la estructura de su gasto permite elaborar un retrato más o menos fidedigno de una familia media: consumista, volcada en las actividades de  ocio, preocupada por su aspecto físico más que por su salud y satisfecha de su nivel de vida.

La vivienda, un agujero negro

Por sectores, el mayor gasto familiar corresponde, como no podía ser de otra forma a pesar de la bajada del euribor y, por tanto, de las hipotecas, a la vivienda, tanto si es de alquiler como si es de propiedad. De hecho, uno de cada tres euros se le va a las familias en el pago y el mantenimiento de su vivienda, 10.369 euros al año.

Y es que al pago de la hipoteca o alquiler hay que sumarle los gastos que se derivan de los diferentes servicios –agua, electricidad, gas, comunidad…–, así como los relativos al mantenimiento de la casa –pintura, mobiliario…–.

Tras la vivienda, el siguiente segmento en el que más invierte las familias es el de la alimentación, que se lleva un 14,5 por ciento del presupuesto. En este sentido, destaca que donde más dinero nos dejamos es en la carnicería, más del doble de lo que gastamos en pescado y casi tres veces más que el dinero que empleamos en comprar verdura y hortalizas, lo que también dice mucho de nuestra dieta, no muy mediterránea, a tenor de los resultados de esta encuesta.

El lujo de comer fuera

Claro que entre los gastos dedicados a alimentación habría que incluir también una buena partida de lo que nos dejamos en cafés y restaurantes. La incorporación de la mujer al mercado laboral, los alargados horarios y la creciente distancia entre el hogar y el centro de trabajo han disparado el dinero que invertimos en comer fuera. Asimismo, las familias tarraconenses no son muy dadas a prescindir de ese lujo que todavía supone ir a un restaurante los fines de semana. Todo esto da lugar a un dato contundente: el gasto relativo en restaurantes es el triple de lo que gastamos en salud y casi tan elevado como lo que las familias dedican a la adquisición de alimentos para consumir en casa.

El ‘bon vivant’ que llevamos dentro también se aprecia en el dinero que nos dejamos en ocio, cultura y espectáculos, que supera a lo que invertimos en una necesidad tan básica –aunque tampoco exenta de cierto glamour– como vestirnos o calzarnos.

El transporte se lleva el 13,7%

Bien por necesidad, bien por ocio, cada vez viajamos más. Y eso ha disparado el dinero necesario para realizar estos desplazamientos, un capítulo que supone ya el 13,7 por ciento del gasto total de las familias tarraconenses. En este sentido, cabe destacar que el mayor gasto se va en el vehículo particular, toda vez que la utilización del transporte público en la provincia es aún muy residual. Posiblemente tenga mucho que ver con esto el mejorable servicio que prestan los autobuses interurbanos en el Camp de Tarragona, motivo continuo de quejas ciudadanas.

Colgados del teléfono

Otro de los gastos que más se ha disparado en los último años es el que tiene que ver con las comunicaciones, que se lleva un buen bocado de nuestros salarios.

Por contra, llama la atención el poco dinero que las familias de Tarragona destinan a lo que nadie duda se trata de prioridades tan indiscutibles como la salud o la educación. De hecho, la inversión en educación ni siquiera llega al 1 por ciento de lo que gasta una familia media; para hacernos una idea, es prácticamente lo mismo que gasta en cristalería y vajilla. En cuanto a la salud, la universalización de la atención sanitaria pública sirve para explicarlo todo.

Estos son, a grandes rasgos, las formas en que invierte su dinero una familia tipo a lo largo de un año, periodo en que el gasto familiar asciende hasta los 31.954 euros, un 0,1% menos que en el año anterior, cuando la cifra era un euro menos.