Le alarma la forma de divertirse de los jóvenes pacenses y mirar a su alrededor le bastó para querer estudiar su comportamiento. Encarnación Lozano, natural de Calzadilla de los Barros, dice no haber tomado nunca una copa con alcohol y aunque sus amigos ya están acostumbrados a que les dé una charla cuando beben, ratifica que a día de hoy el «rarito» es quien no lo hace. Tras un intenso estudio, acaba de culminar su tesis doctoral: «Alexitimia y consumo de sustancias en jóvenes extremeños de la ciudad de Badajoz», calificada con sobresaliente Cum Laude.
-¿Por qué elegió esta temática para hacer su tesis doctoral?
-En la actualidad, hay un porcentaje muy alto de consumidores de alcohol y de otras drogas ilegales. Como joven, miro a mi alrededor y pienso que es triste que consuman tantas cantidades, algo que les va a repercutir en su futuro. Además, se hallan en una época de estudio y formación y repercute en su rendimiento académico.
-¿Qué conclusión ha obtenido?
-Lo que ya suponía, que el índice es altísimo. Según datos del Plan Nacional sobre Drogas y la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, la situación de consumo de drogas entre los jóvenes de nuestro país es preocupante, pero yo quería comprobar si ocurría lo mismo en nuestra comunidad. No he podido abarcar tanto, por eso me he centrado en Badajoz-ciudad.
-Sus datos son graves: el 22,9 % de los chicos consume tabaco; el 53,1 alcohol; el 19,9 % hachís, entre el 0,4 y 1,3 % otras sustancias.
-Y lo que más me impresiona es que haya chicos que consuman heroína y a una edad muy temprana, con 13 años está la edad de inicio.
-Beber alcohol o fumar está prácticamente normalizado socialmente. ¿Valoró su entorno inmediato para desarrollar su tesis?
-Sí. Todos mis amigos y con todo el mundo con el que me voy topando consume. Igual no otras drogas, pero sí alcohol. Escuchas en el autobús a niñas de menos de 18 años hablar de los cubatas que se tomaron el sábado por la noche. Mis amigos me dicen que me admiran porque puedo aguantar hasta las nueve de la mañana sólo con agua. El alcohol es una droga depresiva y a las 5 de la madrugada a ellos les pega el bajón. Ahora el «rarito» es el que no bebe y te preguntan que por qué no lo haces.
-¿Los ha estudiado a ellos?
-He aprovechado la oportunidad. Aunque no soy mediadora social hago las funciones. Porque yo estoy en un botellón y estoy dando la charla.
-¿Y aceptan sus «consejos»?
-(Ríe) Se lo toman bien. En la feria entablé conversación con un amigo. Él daba la razón a mis argumentos, pero me decía que consumía porque en el trabajo tenía mucho estrés y necesitaba evadirse. Lo poco que pueda ir haciendo, lo haré.
-¿Ve mal que se consuma o ve mal que se abuse?
-Me parece triste que los jóvenes centren la diversión en consumir alcohol hasta que estar ebrios. Pronto vamos a avanzar en el consumo de drogas mucho mas fuertes y lo vamos a ver como algo normal.
-¿Cree que es un problema de la sociedad o de la familia?
-No pienso que lo estén haciendo mal ni la escuela ni la familia. Ha sido un cúmulo de factores que están ahí. Inician el consumo en la adolescencia y la adolescencia presenta una serie de características que predisponen a ello. Es un periodo de muchos cambios, se búsqueda de la identidad. Hay que tener una personalidad demasiado afianzada para poder decir «No quiero». Pero algo esta fallando, no sé si es el cambio que ha dado la sociedad porque hoy en día no es libertad, es libertinaje.
-¿Consumen más unos chicos que otros por pertenecer a determinados colegios o barrios?
-Ya no hay diferencias. Los porcentajes de consumo están igualados. Antes influía el nivel socioeconómico, ahora ya no. Te sorprendes y dices: «¡Madre mía!». La educación y la familia es muy relativa hoy en día. Se educa de la misma manera y sin embargo unos sí consumen y otros no.
-Y cómo solucionamos este tema
-En muchos aspectos soy positiva, creo que todo puede cambiar. Aunque hemos llegado a un punto muy difícil y más que están trabajando asociaciones y no consiguen nada… (resopla)