El perfil del cumplidor de un programa completo de deshabituación tabáquica de un año de duración es el de un fumador con insuficiencia cardíaca. En segundo lugar se sitúan aquellos fumadores que registran valores elevados del Test de Fargerström, que mide la dependencia de la nicotina-. Así lo demuestra un estudio realizado por neumólogos de la Unidad Médico Quirúrgica de Enfermedades Respiratorias del Hospital Universitario Virgen del Rocío y publicado en la Revista Española de Patología Torácica.

En el estudio se incluyó como factor de cumplimiento la cantidad de nicotina en el cigarrillo, resultando ser el tercer factor determinante en el grado de cumplimiento de un programa, es decir, cuanto menor es el contenido en nicotina, mayor es el grado de cumplimiento. En cuarto lugar se sitúa como factor de éxito para la finalización de un programa de deshabituación recibir terapia con Bupropion.

El estudio se ha realizado en 1.681 sujetos que pasaron por la Unidad de Deshabituación Tabáquica del HU Virgen del Rocío durante cinco años (2000-2005), a los que se realizó una evaluación individual con recogida de antecedentes personales, incluyendo médicos y psicológicos, así como diversos aspectos relacionados con el consumo de tabaco.

Según uno de los responsables de la investigación, el Dr. López Campos, de NEUMOSUR, el objetivo de la investigación es mostrar el perfil del paciente que es capaz de completar un programa de deshabituación de 12 meses e identificar cuáles de ellos podrían beneficiarse de una estrategia de seguimiento más directa que mejorase la cumplimentación del programa.

Abordaje multidisciplinar

Esta estrategia, señala NEUMOSUR, sólo puede llevarse a cabo en Unidades Especializadas en Tabaquismo, ya sea en atención primaria o especializada, puesto que el tabaquismo es una enfermedad con un abordaje complejo que requiere un seguimiento específico del paciente por parte de un equipo multidisciplinar. “En la actualidad, sólo existen Unidades Especializadas de Tabaquismo en una minoría de hospitales andaluces, en general no suficientemente dotadas”.

Los neumólogos señalan que cualquier inversión pública que se haga en la lucha contra el tabaquismo siempre será inferior a la que genera una enfermedad como la EPOC (atribuible en el 70% de los casos al tabaquismo), cuyos costes sociales, laborales y sanitarios suponen 2.400 millones de euros/año, el 2% presupuesto anual del Ministerio de Sanidad y Consumo y un 0,25% del PIB. “Si hacemos mención a los gastos debidos a neoplasias de pulmón, boca, laringe o de vejiga, directamente relacionadas con el tabaco o aquellas otras cardiovasculares, el gasto es aún mayor y por tanto la inversión será aún más costo-efectiva”.

En Andalucía la población que requeriría una intervención específica en Tabaquismo por su alta dependencia oscilaría entre 42.000 y 102.000 pacientes, según el Documento de Consenso en Tabaquismo de NEUMOSUR.