Fumar mata. Las propias cajetillas de tabaco lo advierten, y las autoridades sanitarias lo recuerdan cada vez que tienen ocasión. Pero, ¿cuál es el coste de esas muertes? ¿Se puede valorar en dinero? Es lo que ha hecho un estudio dirigido por el profesor Ángel López, del departamento de Economía de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), que acaba de publicar la «Revista Española de Salud Pública». La conclusión es que cada cajetilla de tabaco tiene «un coste por mortalidad prematura» de 100 euros, cuando en el estanco su precio oscila entre los 3 y 4 euros.

La vida humana no puede medirse en euros. El cálculo del profesor López es sólo una fórmula para cuantificar de alguna manera los riesgos del tabaco y poder establecer así una comparación matemática entre los beneficios de las medidas antitabaco (el ahorro en muertes prematuras) y las pérdidas que estas normas pueden provocar, por ejemplo en la hostelería.

Lo primero que han hecho los investigadores de la UPCT es calcular el Valor Estadístico de la Vida (VEV), un concepto «habitual en Economía», explica Ángel López. El objetivo es reflejar en una cifra «el valor de lo que se pierde». En este caso, la vida. Para establecer el VEV se ha partido de las primas de riesgo que se pagan a los trabajadores españoles por aceptar empleos que conllevan un peligro, y que aparecen reflejadas en la estadística «Panel de Hogares de la Unión Europea» (PHOGUE).

Así, el VEV por persona se ha tasado en 2,91 millones de euros. Dicho en términos coloquiales, aunque quizá poco científicos: la vida de un español «vale», de media, 2,91 millones.

Menor esperanza de vida

A partir de ahí, los investigadores han tenido en cuenta la menor esperanza de vida de los fumadores, algo que reflejan todos los estudios epidemiológicos. Esos años que un fumador «pierde» por culpa de los cigarrillos se han valorado económicamente a partir del VEV. Por último, esa cifra se ha dividido por el número de paquetes de tabaco que, de media, consume un fumador. El resultado es que cada cajetilla supone un coste por mortalidad prematura de 100 euros. En el caso de los hombres, el coste es de 107, y en el de las mujeres, 75. Eso, como es lógico, «no significa que la vida de un hombre valga más que la de una mujer», subraya Ángel López, sino que es el resultado del cálculo estadístico: las mujeres cobran de media menos que los hombres. Sus primas de riesgo son por tanto menores, y como resultado el Valor Estadístico de la Vida es en su caso más reducido.

Esta diferencia entre hombres y mujeres en el coste por mortalidad prematura es por tanto resultado de las desigualdades de género que todavía subsisten en la sociedad española.

¿Para qué sirve el cálculo realizado por los investigadores de la UPCT? «La estimación del coste de la mortalidad prematura es clave en el análisis coste-beneficio de las políticas de prevención y control del tabaquismo», explica el profesor López. «Es algo parecido a lo que hace la Dirección General de Tráfico cuando quiere mejorar la seguridad en una carretera. Puede establecer una relación entre lo que cuesta implantar esas medidas de seguridad y el ahorro en vidas humanas por la reducción de accidentes», añade. Ahora, defiende López, se podrá hacer algo similar en el caso del tabaco. Se podrá medir cuantitativamente el coste de las medidas contra el hábito tabáquico y los beneficios que se conseguirían, medidos en base a la disminución de muertes prematuras.

No es el primer estudio que la UPCT lleva a cabo en el campo del tabaquismo. Ángel López ya coordinó un informe que concluyó que la Ley Antitabaco aprobada en 2005 no había perjudicado a los hosteleros.