La Fundación Noray-Proyecto Hombre de atención a drogodependientes atiende actualmente a veinte adolescentes de entre 14 a 19 años enganchados a la cocaína o a las pastillas. Fue en el mes de noviembre pasado cuando la organización puso en marcha un nuevo programa destinado específicamente a chavales. Proyecto Hombre cuenta con otros dos servicios para cocainómanos, consumidores de hachís y otras sustancias, uno es nocturno y a él acuden personas adultas y otro es para jóvenes, pero son mayores de 20 años. La directora de la Fundación en Alicante, Ana Robles, reconoce que era una necesidad crear un programa para adolescentes: «Cuanto menos madura es la persona más les afecta la droga porque todavía se están desarrollando a nivel orgánico y psíquico».
En el caso de los adolescentes, son las propias familias las que les han dirigido hasta Proyecto Hombre para ayudarles a salir de su adicción. Además, la organización cuenta con un programa específico para los familiares, puesto que consideran que su apoyo es un pilar fundamental para que la persona logre salir de su adicción.
La Fundación cumple el próximo 31 de mayo su décimo aniversario. Desde entonces han cambiado muchas cosas. «Se ha pasado de ser una organización de voluntariado a profesional», confiesa Robles, quien está orgullosa de haber obtenido recientemente la norma de calidad ISO 9001:2000. En sus comienzos había un exclusivo programa para tratar todas las adicciones, actualmente ya desarrollan seis en su sede de la calle Deportista César Porcel, además de otros dos fuera: uno de prevención en los colegios y otro de atención a consumidores en las cárceles de Villena y de Fontcalent. Proyecto Hombre cuenta con 24 profesionales: psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos, maestros, sociólogos y educadores sociales.
Hoy hay un programa de día destinado fundamentalmente a personas adictas a la heroína, el nocturno para cocainómanos, el de los adolescentes y otro para jóvenes a partir de 20 años. Esta semana se abrirá otro de objetivos mínimos; y uno fundamental, que se dirige a las familias. En total, actualmente, el centro de Alicante atiende a 200 adictos. Entorno al 30% abandona antes de obtener el alta terapéutica, y la mayoría de ellos recae en su adicción. No hay un perfil definido, casi todos son hombres que trabajan «y toman drogas para evadirse de sus problemas», reconoce la directora.
Los usuarios llegan al centro de forma voluntaria, aunque en el caso de los adolescentes son las familias las que les inducen; en los adultos suelen ser las esposas. El objetivo es «dar una atención integral a las personas», destaca la directora.