Muchas personas sanas que beben alcohol y fuman pueden tener ciertas alteraciones genéticas en las células de boca y gargante que indican una predisposición a padecer cáncer en esta zona. Aunque no es nada nuevo que estos hábitos incrementan el riesgo, una nueva investigación destaca la importancia de detectar estas «aberraciones genéticas» a tiempo.

Los trabajos se han llevado a cabo en la Universidad de Hong Kong y es la revista «Cancer» la que los acaba de publicar. Concretamente se compararon los casos de 59 de adultos sanos (37 que apenas probaban el alcohol y 22 que lo hacían habitualmente) con un grupo de 31 pacientes con tumores de cabeza y cuello.

En el 68% de los fumadores y bebedores sanos se descubrió una mutación en un gen, el p15, responsable de la supresión tumoral, es decir, de dar muerte a las células cuando estas comienzan a multiplicarse desenfrenadamente. Esta misma alteración se descubrió en un 48% de los pacientes con cáncer, mientras que sólo el 8% de los adultos sanos que no bebían ni fumaban dio muestras de esta peculiaridad en sus genes.

De momento los investigadores no se atreven a asegurar que los individuos sanos con este tipo de mutación en el p15 tengan mayor riesgo de desarrollar cáncer de cabeza y cuello, un grupo de tumores entre los que se incluyen los de boca, garganta o cavidad nasal. Sin embargo, sí se muestran optimistas por su descubrimiento: «estos cambios genéticos se encuentran presentes en las fases más tempranas de este tipo de tumores», ha asegurado uno de los firmantes, el doctor Anthony Po-Wing Yuen.

En su opinión, conocer estas primeras «aberraciones» que preceden al cáncer propiamente dicho permite a los científicos predecir qué fumadores tienen mayor riesgo. «E incluso desarrollar fármacos que puedan revertir estas alteraciones».

Pese a todo, no quieren lanzar las campanas al vuelo y recuerdan que el cáncer es una enfermedad muy compleja en la que intervienen infinidad de factores.

De hecho, recuerdan que algunos de los individuos sanos no bebedores que participaron en el estudio también presentaban estas mutaciones, lo que hace pensar que otros factores como la contaminación o la exposición «pasiva» al humo del tabaco o ciertos productos químicos también podría desencadenar el proceso cancerígeno.