Alcohólicos Anónimos (AA) es una organización gratuita y totalmente libre. Libre de toda filiación religiosa o política, de financiamiento estatal o empresario, de todo tipo de rito formal o pauta de vida rígida, de obligaciones de asistencia, horarios o permanencia. Además, AA tiene sólo un mínimo de organización jerárquica y nadie imparte órdenes. Nació en 1935, en Estados Unidos, pero hoy está presente en más de 150 países de todo el mundo. En la Argentina, el primer grupo se formó a fines de 1952, por iniciativa de Héctor G., un alcohólico que estando hospitalizado conoció a Robert Pochat, un médico argentino que acababa de conocer en profundidad a AA en un curso sobre alcoholismo en la universidad estadounidense de Yale.
Actualmente hay más de 900 grupos de AA funcionando en el país; 85 de los cuales están en la ciudad de Buenos Aires. A Zárate llegó en el año 1972 y desde ese momento cumple un rol fundamental en la sociedad, así lo señaló el titular, Angel Lavié: «Estamos muy contentos de que la institución siga trabajando y continúe salvando vidas». AA funciona los 365 días del año con reuniones que se realizan de las 19:30 a 21:00 en el Hogar Santa Teresita. «Los esperamos para acompañar a aquellas personas que se encuentren perdidas y sobre todo a los jóvenes que es nuestra mayor preocupación y la dificultad que en ellos radica», añadió el respon-sable.
En tanto el próximo 16 de diciembre en horas del mediodía realizarán el festejo con una charla abierta a la comunidad en el Hogar Santa Teresita.
Disminuyó la edad promedio de las personas que concurren a Alcohólicos Anónimos
«En los últimos 10 a 15 años bajó mucho la edad promedio de las personas que van a los grupos. Hoy recibimos chicos de 16 ó 17 años, algo que antes no se veía», explicó el directivo de AA Nacional, Raúl.
Explicó que hasta hace dos décadas, el promedio de la edad de ingreso al programa era de unos 40 años, y si bien la institución no lleva estadísticas al respecto, la experiencia diaria en los grupos de miembros muestra que ese promedio ha descendido.
Raúl llamó la atención también sobre las particularidades de la problemática que representan los ingresos más jóvenes al programa. «Los chicos no entran con un problema sólo de alcohol, sino de alcohol combinado con drogas. Empiezan a tomar a más temprana edad y los problemas se presentan antes porque se potencian los dos efectos», algo que no responde al modelo del alcohólico clásico.
Raúl define al «alcohólico clásico» como «el que viene de una ca-rrera alcohólica: una persona que tomó toda la vida de manera social y un día perdió el control».