En la lucha contra las adicciones es común que se le cuestione a quienes la emprenden que su conocimiento sobre drogas se basa sólo en experiencias ajenas. Válido o no, tal argumento no sería aplicable en todo caso a un grupo de veintiocho jóvenes que ayer recibieron en el barrio de La Favela su título de operadores de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones de la Provincia. Casi todos ellos son ex adictos.
La ceremonia, realizada a las 19 en la iglesia Evangélica «La Roca Eterna», fue la materialización de una experiencia que no registra antecedentes en nuestra provincia. Nunca antes un grupo tan numeroso de adictos recuperados se había ofrecido a capacitarse y trabajar voluntariamente para rescatar a otros de lo que alguna vez les tocó a ellos mismos sufrir.
Los jóvenes que ayer -luego de varias semanas de capacitación en el Centro de Prevención de las Adicciones de La Cumbre- recibieron sus diplomas de operadores provienen de distintos barrios platenses y diversas experiencias. Pero la gran mayoría de ellos tienen en común el haber decidido dejar atrás su dependencia a las drogas con ayuda de la fe.
«En la necesidad de encaminar sus vidas, cada vez más jóvenes no dudan en acercarse a la iglesia para que los ayude. Es así que en los últimos años logramos reunir un grupo grande de chicos de distintos barrios. Por eso nos asombró cuando la gente de la Subsecretaría de las Adicciones nos dijo que era la primera vez que una institución les ofrecía a tantas personas que habían dejado las drogas para trabajar como voluntarios en la calle», explicó el pastor Jorge Moyano, a cargo de «La Roca Eterna».
Tras haberlos capacitado, la subsecretaría de Atención a las Adicciones, junto a la iglesia que los nuclea, están definiendo ahora la estrategia de trabajo para sus veintiocho nuevos operadores. «La idea es que sigan desempeñándose, como venimos haciendo, aunque con las nuevas herramientas que recibieron. Pero esperamos además que nos ayuden en el hogar de día para chicos de la calle que vamos a inaugurar antes de fin de año», comentó el pastor.
En cualquier caso, «su propia experiencia le da un valor agregado excepcional al trabajo que van a realizar como voluntarios. Muchos de ellos no sólo están en contacto con chicos que siguen consumiendo drogas, sino que además saben mejor que nadie cómo llegarles, porque lo vivieron alguna vez», dijo Moyano.