El ministerio de Agricultura de Afganistán apuesta por el azafrán como alternativa al opio en el futuro próximo. El cultivo del «oro rojo» empezó en 2002 en Herat, en la frontera con Irán, y con el paso de los años se ha extendido a 23 provincias alcanzando las 620 hectáreas, según datos obtenidos por la agencia Pajhwok. Un crecimiento importante, aunque aún muy lejano de las 131.00 hectáreas que la adormidera ocupó en 2011, como refleja el último informe realizado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) en colaboración con el ministerio Contra Narcóticos de Afganistán.

Los expertos citados por Pajhwok consideran Afganistán un país óptimo para el azafrán y enfatizan que se trata de una planta que precisa mucha menos agua que la amapola. Los agricultores pueden obtener además de 80.000 a 100.000 afganis (de 1.200 a 1.600 euros al cambio) por el kilo de «oro rojo» vendido, una cantidad muy superior a los 10.000 afganis (160 euros) del opio. Los puntos negativos serían el largo tiempo que necesita para alcanzar el nivel máximo de producción y la falta de una industria que se encargue del procesado, almacenaje, transporte y distribución al extranjero, a potenciales clientes de este producto.

«Zonas libres de opio»

Tan solo quince de las 34 provincias del país se mantienen como «zonas libres de opio» en un mapa donde las mayores superficies de adormidera vuelven a encontrarse en Helmand (63.307 hectáreas) y Kandahar (27.213 hectáreas), principales feudos de la insurgencia y donde mayor han sido los despliegues de las fuerzas de Estados Unidos y Reino Unido, cuyas políticas de erradicación han fracasado y en casos como el de Helmand se han convertido en escándalos de corrupción. El negocio del opio representa el quince por ciento del producto interior bruto afgano.