La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que cada día hay entre 82.000 y 99.000 jóvenes de todo el mundo que empiezan a fumar, muchos de ellos niños menores de 10 años y de países con ingresos medios y bajos.

Pese a que en los países en desarrollo la pobreza, la falta de higiene y las enfermedades infecciosas relegan el consumo de tabaco a una “amenaza de menor prioridad”, la prevalencia tiende a ser mayor entre las personas con menos educación y menos ingresos y sus “efectos en los menores son evidentes”, sobre todo cuando padecen hambre y malnutrición, porque “los escasos recursos disponibles se destinan a comprar tabaco en lugar de comida”.

Además, muchos de estos niños suelen ser explotados, pues trabajan muchas horas por un mísero sueldo, no tienen la oportunidad de recibir educación y están expuestos a plaguicidas tóxicos, mientras que otros son también vulnerables a la enfermedad del tabaco verde, producida por la nicotina que absorbe la piel cuando se manipulan las hojas del tabaco. 

En cuanto al efecto directo del consumo, a las consecuencias negativas a corto plazo del tabaquismo activo en la salud de los niños hay que unir los efectos que entraña seguir fumando hasta la edad adulta. Del mismo modo, la exposición involuntaria es igualmente nociva para su salud, algo que se da en la mitad de los niños tanto en su propia casa (46,8%) como fuera de ella (47,8%), según datos de la última Encuesta Mundial sobre el Tabaco y los Jóvenes.

Por otro lado, la OMS también critica que los niños están “expuestos desde una edad temprana a la promoción y el marketing del tabaco”, un fenómeno que está “generalizado a escala mundial” y del que existen evidencias sólidas de que favorece el consumo y la dependencia del tabaco entre los niños.

Ante esta preocupación, durante la celebración de la 14 Conferencia Mundial sobre Tabaco o Salud en Bombay (India) en marzo del pasado año, las asociaciones americana e internacional de pediatría lanzaron una iniciativa internacional para promover en todo el mundo la participación de los clínicos especializados en salud infantil como actores y líderes de opinión en las actividades de control del tabaco.

El propósito de esa iniciativa es poner de relieve el daño que el tabaco causa a los niños, difundir las mejores prácticas para reducir la exposición de los niños al tabaco y el humo ajeno, ofrecer formación a los clínicos en la promoción de cambios de política y métodos para asesorar a los padres sobre la cuestión.