La Fundación Cesica, el soporte legal y jurídico de Proyecto Hombre, ha presentado su memoria de 2006, un compendio de cifras que alertan sobre el peligro que aún supone para la sociedad del siglo XXI la adicción a las drogas. Un mundo que ha cambiado y al que Proyecto Hombre ha sabido adaptarse. Por ejemplo, el programa Garoé, destinado a personas con adicción a la cocaína, es el que contó con mayor número de personas en 2006. 91 hombres y mujeres con problemas con esta sustancia asistieron a los coloquios celebrados por la asociación en Tenerife. Menos que el año anterior, en 2005, cuando se contabilizaron un total de 144.

«Ha crecido muchísimo el consumo de cocaína», explica Antonio Hernández, presidente de Proyecto Hombre en Tenerife. Esta sustancia ha proliferado mucho en los últimos años, sobre todo entre los jóvenes. Hernández advierte de que el consumo de «cocaína a la larga es muy dañino», aunque en un principio no cuente con signos físicos visibles.

«Se trata de un colectivo más o menos estructurado, que tiene su trabajo, su familia…». Para romper ese arraigo, el programa Garoé se desarrolla en horas de la tarde-noche y no requiere normalmente ingreso en una comunidad terapéutica.

En 2006 hubo 36 ingresos a grupo en el programa Garoé, 42 personas que permanecían del año anterior, 19 abandonos y ocho altas terapéuticas.

Antonio Hernández matiza que no todos los abandonos significan necesariamente una recaída en las drogas. Los que abandonan se consideran curados, pero el personal de Proyecto Hombre no les puede dar el alta «sólo porque ellos nos lo pidan».

La misma problemática con la cocaína existe en el programa Nova, destinado a jóvenes entre 14 y 21 años con problemas de drogas y sus familias.

«Los adolescentes no sólo consumen porros», explica Hernández. De esta forma, 53 jóvenes asistieron a coloquios en 2006, algo menos que en 2005, año en el que un total de 70 chavales pasaron por el programa Nova en Tenerife. 22 de los 53 de 2006 permanecían del año anterior y un total de 17 abandonaron el proceso.

Pero no todos los que acuden a Proyecto Hombre tienen apoyo o arraigo familiar. Para ellos cuentan con unos pisos de acogida, un recurso complementario a los programas de acogida y Nova. En Tenerife estos pisos cuentan con 18 plazas que fueron utilizadas en 2006 por 39 personas.

Un cambio social

Estos pisos también son fruto de un cambio social al que se han querido adaptar en Proyecto Hombre. Antes la familia acompañaba a sus hijos en el periodo de acogida en el programa. Ahora, una vez que sus hijos están dentro de Proyecto Hombre, comienzan a trabajar con la familia en «reuniones periódicas». En muchos casos esas personas están desencantadas, desconfiadas de que su familiar deje el consumo de la sustancia y con este tipo de reuniones «descubren cómo sus hijos pueden salir adelante». También se les implica en el proceso de recuperación inculcándoles «un talante diferente».

El apoyo familiar es un factor muy importante no sólo para los adictos, sino para Proyecto Hombre. En 2006, la Fundación Cesica obtuvo unos ingresos de 2.361.023,53 euros y unos gastos de 2.376.301,43. Las aportaciones familiares supusieron 103.238,80 euros. «Las donaciones de las familias han disminuido» en 2006, explica el presidente de Cesica en Tenerife, pero las de instituciones y empresas han aumentado. Por desgracia, haya más o menos dinero, lo que no le falta a Proyecto Hombre son personas con problemas de adicción.