La mujer camina por el pasillo a paso lento. Saluda a los médicos, que le responden cariñosamente, llamándola por su nombre en diminutivo, señal de que la conocen bien. No decimos su nombre ni su edad para preservarla, pero es adicta al alcohol, tuvo una recaída y siente que sola no puede estabilizarse. Así que pidió ayuda al equipo médico que trata su adicción y resolvieron internarla.
“A veces, los médicos me dicen: ‘Este paciente recayó varias veces, ¿cuánto más lo vamos a seguir atendiendo?’. Y yo les respondo: ‘¿Quién sos para ponerle un límite de veces a un paciente?’”. Quien habla es Carlos Damin, jefe del servicio de Toxicología del Hospital Fernández, el único hospital porteño que cuenta con dispositivos de guardia e internación para la desintoxicación de pacientes adictos.
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