Entre las propuestas del decálogo destacan: la promoción de campañas que asocien a un personaje famoso que no consuma alcohol, para romper el esquema alcohol-éxito; destinar un porcentaje de los beneficios de las firmas licoreras a la prevención, la educación para la salud y alternativas de ocio; o introducir en los programas educativos unos conocimientos mínimos de publicidad, que permitan a los adolescentes analizar los mensajes publicitarios que reciben.

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