Mientras Gobierno y medios se felicitaban a finales del año pasado por la intercepción de 13 toneladas de cocaína, el mayor alijo atajado en la historia del narcotráfico en España, ¿Cuántos no seguirán pasando? Además de las muertes que el tráfico de drogas ocasiona provocadas por la guerra entre las bandas queriendo controlarlo en sus ciudades, barrios o suburbios, hay que sumar las víctimas provocadas por su consumo.

Mientras las autoridades y los medios señalan con el dedo a las narcolanchas, a los que vigilan los puntos de venta protegiendo así a los vendedores, muy pocos dedos apuntan a los altos cargos y hombres de negocio, los verdaderos responsables del comercio. Los poderosos, utilizando su aparato de Estado se encargan de blanquear el dinero generado, aprovechando al paso, la dima que seguirá engordando, no solo las arcas del aparato sino también las propias.

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