Las cifras hablan por sí solas. El 28% de los jóvenes de entre 14 y 18 años confiesa haber fumado en los últimos 30 días, mientras que el 20,3% asegura fumar a diario, según un estudio de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ). «El problema del tabaquismo entre los adolescentes preocupa enormemente a los neumólogos», señala el doctor Miguel Barrueco, miembro del Área de Tabaquismo del Separ. «El inicio del tabaquismo es cada vez más precoz, sobre todo entre las chicas, quienes se apuntan masivamente a fumar».

Este experto advierte que, en la franja de edad más joven, el número de chicas fumadoras supera con creces al de los chicos. Estudios recientes sitúan los primeros contactos de los jóvenes con el tabaco alrededor de los 13 años. «Es a los 14 ó 15 años cuando se suele consolidar el consumo», asegura este experto, quien atribuye a la publicidad la incitación al consumo entre niños y jóvenes.

«La industria presiona a los jóvenes a través de la publicidad; esta presión, unida a la facilidad de acceso al tabaco, alienta el consumo entre este sector de la población». Y es que por mucha información que se tenga, «el probar nuevas experiencias es consustancial a la adolescencia», explica este neumólogo, médico adjunto del Servicio de Neumología del Hospital de Salamanca. «Se aprovecha la publicidad enviando mensajes falsos que ligan el consumo de tabaco a valores juveniles; además se manipula el lenguaje, se presenta el hecho de fumar como algo atractivo».

Ley preventiva

Presumiblemente, y ante futura aprobación del Anteproyecto de Ley de Prevención del Tabaquismo, la prohibición total de la publicidad del tabaco debe de contribuir a frenar los intentos de la industria tabaquera de fidelizar a la población juvenil.

Si embargo, Miguel Berrueco se muestra escéptico ante el hecho de poder controlar la intromisión de esta industria. «Habrá que estar muy atentos cuando salga la ley, habrá que vigilar su cumplimiento para que no se burle la normativa y se publicite el tabaco por otros mecanismos».

Transgredir

Con todo, y según la Separ, conseguir que el tabaco no sea un producto atractivo para los jóvenes es una responsabilidad de todos: familia, educadores y profesionales sanitarios. En este sentido, el doctor Berrueco propone «extender un paraguas que proteja a los más jóvenes». Un paraguas de prevención que, a su juicio, «debería implicar a todos los profesionales sanitarios, empezando por los obstetras y ginecólogos». Son estos últimos los que, en su opinión, «deberían convencer a los padres de que no fumen».

Por su parte, el psicólogo Jaime Funes cree que «afortunadamente» la visión negativa hacia el tabaco entre los más jóvenes es cada día más notoria, sin embargo, advierte que un exceso de prohibicionismo puede producir un efecto rebote en el adolescente, puesto que «a estas edades se piensa realmente que las normas que se les imponen están hechas para transgredirla».