El progresivo aumento del consumo de cocaína en España ha incrementado el número de consultas para paliar los efectos secundarios de carácter físico provocados por esta adicción, además de las rinoplastias para reconstruir el tabique nasal, según están percibiendo los cirujanos.

Así se ha puesto de manifiesto en la presentación del XLIII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), en la que participan más de 300 cirujanos y que se celebra desde hoy hasta el sábado día 21 de junio en el Auditorio de Zaragoza.

El cirujano plástico José María Palacín, del Centro Médico Teknon de Barcelona, ha comentado que desde la especialidad de cirugía plástica, reparadora y estética han notado las repercusiones del aumento en el consumo de cocaína en España y ha agregado que están colaborando en el abandono de esta adicción mediante la reconstrucción de tabique nasal.

Cuando un toxicómano esnifa cocaína, el tabique nasal, formado por cartílago y mucosa, se debilita y los tejidos que lo componen se necrosan produciendo una perforación del mismo, que va de lado a lado del tabique, ha explicado.

Los pacientes que presentan esta complicación son tanto hombres como mujeres, pero tienen en común la nariz deformada, torcida y sin tabique, cuya reconstrucción se realiza reemplazando el cartílago y las mucosas dañadas por los mismos tejidos extraídos de otras zonas del cuerpo como son el pabellón auricular, la costilla o el antebrazo. «Es un falso mito el que se coloque un tabique de platino, es mentira, no es factible», ha aclarado Palacín.

Para esta operación los cirujanos deben asegurarse, con un estudio psicológico previo, de que el paciente ya no es consumidor de cocaína, «ya que en dos días de consumo se destruiría todo lo conseguido».

Por otra parte, el cirujano ha explicado que el aumento del número de inmigrantes en España se percibe en las consultas de los cirujanos plásticos, ya que se ha notado un crecimiento en la demanda de rinoplastias estéticas para conseguir una nariz más occidental o anglosajona.

Por un lado, la inmigración proveniente de países europeos como Rusia, Eslovenia o Bielorrusia, llegan a las consultas de cirugía plástica, reparadora y estética con caras «planas» y narices sin altura de caballete para buscar parecer más occidentales. «A estas pacientes se les realiza un caballete alto, una punta proyectada y se les estrecha la nariz», ha puntualizado Palacín.

Mientras que la mayoría de las mujeres sudamericanas, con una narices caídas y anchas, las japonesas, con ellas anchas y aplanadas, o las africanas, anchas y sin caballete, «desean no parecer lo que son, no quieren que se las reconozca como inmigrantes sino pasar desapercibidas», ha añadido.