El humo del cannabis es menos cancerígeno que el del tabaco, pese a ser ambos químicamente muy similares, según las conclusiones de un estudio de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) que se publica en la revista «Harm Reduction Journal».
Los autores del estudio indican que los efectos del humo del tabaco y del cannabis difieren en muchos sentidos, principalmente porque el humo del tabaco contiene nicotina mientras que el del cannabis contiene tetrahidrocannabinol (THC). Los efectos del humo que promueven el cáncer son aumentados por la nicotina mientras que son reducidos por el THC.
A su juicio, el humo del tabaco y el del cannabis contienen los mismos componentes cancerígenos, y dependiendo de qué parte de la planta se fume, el humo del cannabis puede contener un número mayor de ellos, pero mientras que la nicotina activa estos componentes cancerígenos, el THC los inhibe en células de ratones.
No obstante, advierten de que si bien el THC suele tener efectos protectores contra los componentes cancerígenos presentes en el humo también en los humanos, el humo del cannabis continúa sin embargo siendo cancerígeno.
Mientras que la nicotina y el TCH pueden actuar sobre mecanismos celulares relacionados, se unen con diferentes receptores para activar estos mecanismos. Las células de los pulmones y de los tractos respiratorios están cubiertas con receptores para la nicotina, pero no parecen portar receptores para el THC.
Esto explica por qué el fumar cannabis no ha sido asociado con el cáncer de pulmón, una causa principal de muerte por tabaquismo.
El cannabis ha mostrado también que puede eliminar las células cancerosas y reducir el crecimiento tumoral, en parte, reduciendo la formación de vasos sanguíneos que alimentan al tumor. No obstante, según los autores, los efectos de los cannabinoides son complejos y a veces contradictorios. Además, como el cannabis se fuma a menudo con tabaco, los efectos de las dos drogas podrían interactuar de forma compleja.