El International Center for Ethnobotanical Education, Research, and Service (ICEERS) acogió recientemente a una delegación de profesionales suizos de la salud pública en un club social de cannabis (CSC) de Barcelona para fomentar el diálogo sobre la regulación de esta planta medicinal. Barcelona constituye la cuna del modelo de CSC, que ha despertado interés en todo el mundo, especialmente en Suiza, donde recientemente se ha puesto en marcha un programa piloto de CSC en Zúrich. Este esfuerzo de colaboración supone un paso hacia la armonización de un enfoque cannábico centrado en la comunidad y en la reducción de daños con los marcos reguladores modernos.

La visita de la delegación suiza a Barcelona permitió intercambiar ideas y estrategias en torno a la reducción de daños, los patrones de consumo de cannabis y el potencial del modelo para impulsar un cambio positivo. La reunión se celebró en un CSC local, La Sagrada María, junto con Ana Afuera Gómez y Anna Obradors Pineda, dos investigadoras y activistas cannábicas afincadas en Barcelona. Este intercambio internacional arrojó luz sobre los beneficios y las limitaciones de este modelo, contribuyendo al desarrollo de un enfoque más amplio e integral en materia de política de drogas.

Una iniciativa popular

El modelo de CSC, originado en Cataluña durante la década de 1990, surgió como una iniciativa popular que desafiaba el marco legal prohibicionista. La noción de reducción de daños impulsada por la comunidad resulta fundamental en este paradigma. Al establecer un entorno regulado para el consumo y el cultivo de cannabis, los CSCs pretenden proteger a sus miembros de los efectos adversos de las políticas basadas en la prohibición.

«En un mundo en el que las políticas de drogas han fracasado, el modelo de los clubes sociales de cannabis ejemplifica cómo las comunidades pueden tomar el control de su bienestar. La colaboración internacional resulta vital para allanar el camino hacia políticas de drogas que prioricen la reducción de daños y los derechos humanos», declaró Òscar Parés, director adjunto de ICEERS.

Interés internacional

La conversación internacional está aprendiendo gradualmente sobre las virtudes del modelo de clubes sociales de cannabis. Países como Suiza, Malta y Alemania exploran puntos de acceso centrados en la comunidad dentro de los marcos reguladores del cannabis que ya se encuentran en desarrollo. La ciudad de Zúrich ha puesto en marcha el estudio piloto Züri Can para evaluar a lo largo de tres años el impacto de la venta regulada de cannabis en los patrones de consumo y la salud de los participantes. «El estudio piloto se encuentra en sus primeras fases y se enfrenta a desafíos y prejuicios en un campo de investigación y regulación aún incipiente», declaró un representante de Zúrich.

A medida que países como Suiza se inspiran en el modelo catalán, el futuro depara la posibilidad de un cambio global hacia políticas de cannabis más compasivas y seguras. El intercambio de ideas entre las distintas regiones encarna un enfoque innovador destinado a forjar un cambio proactivo.