El número de mujeres alcohólicas que acude a programas de rehabilitación organizados por asociaciones de ayuda a los drogodependientes se ha triplicado en los últimos años, según ha explicado el presidente de la Federación Española de Enfermos Alcohólicos y Familiares (ANDAR), Rafael Cuetos.

«Hace unos años, por cada diez hombres que iniciaban las sesiones de rehabilitación había sólo dos mujeres, mientras que hoy en día, por cada diez hombres pueden haber cinco o seis mujeres», asegura el presidente de esta asociación, que celebra hasta mañana en Barcelona su quinto Congreso Nacional.

Pero a pesar del mayor reconocimiento social de la enfermedad, Cuetos señala que «las mujeres alcohólicas no cuentan con el apoyo familiar», indispensable para lograr que el enfermo sea consciente del problema que tiene, lo que provoca que deban afrontar solas el difícil reto de dejar el alcohol. «Las mujeres fuman y beben igual que los hombres, pero no gozan de la misma ayuda familiar. Los hombres tienen el apoyo de la mujer en un 90% de los casos. La mujer, en cambio, tiene poco apoyo de su pareja, porque los hombres no ven el problema, y si lo ven en muchos casos lo esconden», sostiene Cuetos, que desde que dejó la bebida, hace 28 años, trabaja desinteresadamente en ANDAR ayudando a alcohólicos que acuden a la asociación con su mismo problema.

Paco Fuente, miembro de ANDAR, constata que la mayoría de hombres acuden a los grupos de trabajo en compañía de sus esposas, mientras que «los maridos llegan, dejan a las mujeres en la puerta y se van», lo que demuestra que «socialmente están más rechazadas».

Perder el miedo

No obstante, afirma que «las mujeres están perdiendo el miedo al qué dirán y cada vez son más las que asisten a terapias para intentar dejar una adicción en la que, desafortunadamente, cada vez caen más jóvenes y a una edad más temprana». El principal obstáculo para salir del alcohol es que el enfermo siempre niega tener problemas con la bebida.