En pocos días será la segunda vuelta de las votaciones para elegir al próximo presidente de Colombia. Rodolfo Hernández y Gustavo Petro ganaron en primera ronda con promesas de cambio, que también incluyen una política de drogas distinta, que se desmarque de varios años de prohibición y criminalización ineficaz. Mientras Hernández no tiene una política de drogas concreta y reduce el narcotráfico a un tema de oferta y demanda, Petro basa su política de drogas en principios de justicia social y regulación para el campesinado. De las propuestas, sólo uno de los candidatos realmente propone un cambio al paradigma prohibicionista mientras que la ambigüedad del otro puede perpetuar la fallida guerra contra las drogas.

El próximo 19 de junio los colombianos asistirán a las urnas para definir, en segunda vuelta, al presidente de Colombia para el periodo 2022-2026. Luego de cuatro años de la administración de Iván Duque, que cierra su periodo presidencial con una desaprobación superior al 70 por ciento[1], hay una sensación de que las cosas no andan bien y, por tanto, es necesario un cambio. Así quedó demostrado en los resultados de la primera vuelta el pasado domingo 19 de mayo, en los que los candidatos Gustavo Petro – de la Coalición Pacto Histórico –y Rodolfo Hernández, – de la Liga de Gobernantes Anticorrupción – fueron elegidos para disputarse la presidencia en segunda vuelta, con un 40,32 por ciento y un 28,15 por ciento de votos, respectivamente.

Leer el artículo completo en tni.org