A petición del Ayuntamiento, que colaborará con casi 10.000 euros en la iniciativa, Proyecto Hombre va a desarrollar en Guadalajara capital un «programa selectivo» de prevención de la drogadicción, que ya se ha probado en otros puntos de la provincia, y que va destinado a jóvenes de entre 16 y 20 años con fracaso escolar.

Un segmento de población con «mayor riesgo de consumo de drogas», según la concejala de Familia, Carmen Heredia, y el responsable de Proyecto Hombre en Guadalajara, Modesto Salgado, que ha cifrado en unos 150 alumnos los que participarán en el programa en cinco centros de Secundaria.

Además de los chavales, se trata también de que los profesores y padres estén implicados en el programa. Especialmente estos últimos, con los que en ocasiones es difícil trabajar para mejorar la situación de sus hijos, según expone Salgado.

El proyecto consiste en un conjunto de tres sesiones para los alumnos y siete para los padres hasta finales de año. Una limitación temporal que ha reducido las jornadas para los chicos, ya que usualmente son también siete las que se llevan a cabo dentro del programa. Si la cosa marcha bien, posiblemente el año que viene se amplíe adecuadamente el número de charlas.

En concreto, en la primera de esas tres reuniones, se les da a los jóvenes información general sobre las drogas y sus consecuencias; en la segunda, se les explican maneras de «utilizar ocio y tiempo libre» y, por último, la tercera versará sobre habilidades personales y mejorar la autoestima para no dejarse arrastrar por el grupo.

Esa es precisamente la que más impacto causa entre los asistentes, tal y como ha explicado el responsable de Proyecto Hombre, ya que carecen de esas aptitudes sociales y les resulta impactante escuchar y aprender sobre ellas. Los padres, en cambio, reciben nociones para «asesorarles en cómo tienen que actuar con sus hijos a la hora de poner límites». Con todo, Salgado resalta que la asistencia de los progenitores suele ser baja, entre un 10 y un 50%, aproximadamente.

Por lo que respecta a algunas de las drogas de las que se habla -el alcohol y el hachís, por ejemplo-, se insiste en que «no es lo mismo el uso que el abuso» y se trata de evitar que los jóvenes, al menos, caigan en una adicción que puede resultar muy perniciosa para ellos.

De los cinco centros donde se va a desarrollar el programa, dividido en aulas de 15 alumnos cada una, ya hay establecidos cuatro de ellos -Buero Vallejo, Aguas Vivas, Brianda de Mendoza y Luís de Lucena-, mientras que el quinto está todavía por determinar.