Las bandas criminales en Haití y Jamaica están involucradas en un tráfico letal: el intercambio de armas por marihuana.

Lanchas cargadas hasta con 3.000 libras de marihuana zarpan de la costa de Jamaica y cruzan el Caribe a toda velocidad hasta el vecino Haití, donde se canjean las drogas por pistolas y armas de asalto de alto poder. Las lanchas regresan con las armas de fuego, que luego se venden por partes o al por mayor.

El canje de armas por drogas, como se lo conoce en Jamaica, es facilitado por traficantes y bandas criminales, mientras que los pescadores jamaiquinos sirven como mensajeros e intermediarios, según una investigación publicada en el Jamaica Gleaner.

“Tenemos la conexión con los haitianos y sabemos cómo navegar las aguas”, declaró un capitán pesquero anónimo al periódico. “La mayoría de nosotros tiene como sustento la pesca en mar profundo, por lo que sabemos qué canal seguir para evitar a los guardacostas jamaiquinos y estadounidenses”.

Old Harbour Bay, a lo largo de la costa sur de Jamaica, es un punto álgido para el tráfico, con su oferta de embarcaderos ocultos y una comunidad de pescadores extremadamente cohesiva. Con 100 galones de gasolina a bordo, las lanchas pueden hacer el viaje de ida y vuelta —unas 600 millas náuticas— en día y medio. El traficante paga la gasolina y muchas veces entrega un motor más veloz, dice el capitán.

Los pescadores reciben su paga en forma de drogas que también se cambian por armas. Un rifle de asalto tiene un valor de treinta libras de marihuana; una pistola, diez libras. Un kilo de cocaína puede venderse hasta por tres rifles, explicó el capitán.

Las armas ilegales terminan con frecuencia en manos de las bandas, que han convertido las calles en zonas de guerra. Jamaica registró 1.300 homicidios en 2019. Su tasa de homicidios de 47 por 100.000 habitantes solo la rebasó Venezuela en todo Latinoamérica y el Caribe, según el balance de homicidios de InSight Crime para 2019.

El derramamiento de sangre siguió en 2020, aun en medio de la pandemia del coronavirus. Para comienzos de junio, el país tenía un saldo de 550 homicidios, apenas tres muertes menos que el saldo registrado en el mismo periodo del último año.

Análisis de InSight Crime

Las armas obtenidas del canje de armas por droga han inundado Jamaica, agudizado la violencia y creado un arsenal de armas ilegales en el país.

Cada mes, se contrabandean entre 150 y 200 armas de fuego de Haití a Jamaica, según indicó a InSight Crime Anthony Clayton, experto en seguridad y profesor de la Universidad de las Indias Occidentales. Para abastecerse de armas, los grupos criminales jamaiquinos cambian principalmente marihuana y, en menor cantidad, cocaína. La carne de ganado robado, vacuno, porcino y caprino también se canjea cada vez por armas de fuego.

Clayton dijo que cerca de 20 organizaciones criminales distintas participan actualmente de esa actividad, por debajo de un pico de 45. Una pistola de contrabando se vende por $100.000 dólares jamaiquinos (unos US$700), y los rifles de asalto por mucho más. Parte de la munición también se adquiere en Haití.

Clayton estimó que el tráfico de armas ilegales entre Haití y Jamaica puede representar entre US$1,3 y US$1,7 millones.

Haití no es la única fuente de armas ilegales en Jamaica. También hay contrabando de armas desde Estados Unidos por medio de los puertos del país, las cuales ingresan ocultas entre otros productos importados.

“Las armas más modernas y de mayor poder se importan en su mayor parte de Estados Unidos”, afirmó el experto. “A las que llegan de Haití por lo general se las llama armas oxidadas, porque tienden a ser más viejas”.

Haití también se ha convertido en destino para las armas estadounidenses, pese a la prohibición de comerciarlas. En febrero de 2019, el dueño de una armería de Florida fue declarado culpable de conspiración con altos funcionarios haitianos para traficar más de 166 armas semiautomáticas en la parte trasera de un camión decomisado en un puerto a las afueras de Port-au-Prince.

Más adelante el mismo año, un infante de marina estadounidense fue detenido al aterrizar su vuelo en Haití luego de que se le descubrieran tres cajas plásticas registradas en bodega con ocho armas de fuego en el interior, municiones y chalecos antibalas.

Algunas de las armas introducidas a Haití terminan en Jamaica.

Según Small Arms Survey, una organización suiza sin ánimo de lucro que rastrea el flujo de armas ilícitas en todo el mundo, en 2017 se identificaron en Jamaica más de 200.000 armas sin registro.

La policía de Jamaica decomisa solo 650 armas en promedio cada año, y el seguimiento balístico muestra que una sola arma de fuego ilegal aparece generalmente en varios delitos, pues las armas se canjean, venden e incluso se alquilan.

El ministro de seguridad Horace Chang anunció en febrero de 2019 que las autoridades habían empezado a usar un “avión de patrullaje marítimo” para vigilar las costas del país y combatir el tráfico de armas por drogas. Pero se necesitaría otro avión —que cuesta US$36 millones— para mantener la vigilancia las 24 horas, puntualizó.

Recientemente, el funcionario declaró al Jamaica Gleaner que la Guardia Costera ha tenido un gran éxito en la interdicción de narcolanchas, y señaló el decomiso de cerca de 4.000 libras de cocaína en Old Harbour Bay en 2019.

Clayton acotó que, además de la seguridad fronteriza, obligar a todas las embarcaciones a tener detectores de señales de radar serviría como disuasor. Acabar con el tráfico, sin embargo, requiere ir tras el pez más grande.

“Hay colusión de alto nivel”, observó. “Piense en la organización que esto demanda: entregar las pacas de ganya (cannabis), asegurarse de que las armas regresen, luego retirarlas del embarcadero y después la distribución. Los pescadores no están haciendo esto solos”.