Lo que oigas aquí, lo que veas aquí, al salir de aquí se quedará aquí”, este es el lema de las reuniones de Jugadores Anónimos que asegura el anonimato de sus miembros, una asociación que pretende ayudar a las personas que tienen problemas con el juego.

Ana G. es miembro del grupo y afirma que le sigue gustando a pesar de que hace 17 años que no juega. “No lo hago porque he aprendido a ser feliz con otras cosas que te da la vida. Si juego, no podría controlarme y posiblemente me autodestruiría a mi y a mi familia”, manifiesta Ana. Está en la asociación desde su fundación en Valencia y ha preferido no darse a conocer ya que el anonimato es la máxima de la asociación.

Jugadores Anónimos es una asociación mundial fundada en 1957 en Los Ángeles (EE. UU.) y que tiene 24 grupos en España. No está formada por especialistas sino por personas adictas o ex adictas al juego.

Los grupos de Valencia se ven tres veces por semana. Las reuniones son, como define la sociología, “grupos de discusión” donde se cuentan sus experiencias y los intentos que han hecho para dejar de jugar. “Tenemos una literatura que viene de EE. UU. y que usamos como manual de trabajo”, explica Ana.

“Todos somos especialistas y nos reunimos en grupo para contarnos nuestros problemas y lo que sentimos”, afirma Ana G.

En Jugadores Anónimos hay personas de todas las clases sociales. Desde jóvenes hasta jubilados pasando por amas de casa y empresarios. “Todos podemos tener esta adicción”, afirma Ana. La organización tiene como único sustento las aportaciones voluntarias de los asistentes a las reuniones. La parroquia del Pilar les cede un piso donde tienen su sede y a la que sólo le han de abonar los gastos de luz y agua. “Esto no significa que dependamos de la iglesia, nos ceden el local de manera altruista. Además, somos aconfesionales”, explica.

Quieren ser independientes
“La Generalitat nos quiso subvencionar pero nos negamos porque queremos ser una asociación independiente”, cuenta Pepe G., otro miembro del colectivo que fue también uno de sus fundadores.

Jugadores Anónimos no tiene sólo terapia para los ludópatas y también dispone de un programa para las familias. Según la asociación, los más allegados también sufren las consecuencias del abuso del juego ya que muchas veces los problemas, incluidos los económicos, se trasladan al ámbito familiar.