Una investigación realizada por el equipo de Enfermedades Infecciosas y Sida del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) demostró que la terapia inmunológica puede inducir respuestas terapéuticas del propio organismo para contener el virus del sida. A diferencia de lo que ocurre con otras enfermedades infecciosas, el sistema inmunológico no responde de forma adecuada ante el VIH, ya que el virus afecta a quien tiene que defender al sistema. En lugar de atacar al virus como se realiza en las terapias habituales, en la propuesta por los investigadores del IDIBAPS-Clínic se procura que el sistema inmune sea menos vulnerable.

El estudio es el primero en mostrar que, ante un antígeno, el sistema puede preparar una defensa si el virus está aletargado. Los tratamientos contra el VIH, en muchas ocasiones, suspenden periódicamente la administración de fármacos antirretrovirales para estimular el sistema inmune y reducir sus efectos secundarios. La prescripción de una droga citostática, la hidroxiurea, puede incrementar de forma significativa el porcentaje de pacientes que frenan la replicación del virus. La hidroxiurea enlentece al sistema inmunológico y, en consecuencia lo hace menos vulnerable al virus, con lo que éste pierde «agresividad». Entonces, el sistema puede montar una mejor respuesta frente a la infección. Las interrupciones estructuradas del tratamiento antirretroviral (STI) se realizan en 5 ciclos cada 8 semanas, después de un prolongado período de terapia antirretroviral altamente activa (HAART).

El estudio se efectuó en 20 pacientes bajo terapia HAART con niveles de linfocitos CD4 superiores a 500 células por milímetro cúbico de sangre, porque por debajo de esta cifra el sistema inmunológico podría estar demasiado dañado. Esta muestra es representativa del 25% de la población total infectada. El objetivo final es conseguir una vacuna terapéutica para estos pacientes.

Esta investigación ha sido coordinada por el Instituto Clínico de Enfermedades Infecciosas e Inmunología del Hospital Clínico de Barcelona/IDIBAPS, con la participación de la Universidad de California, el Instituto Científico San Raffaele de Milán, y el Research Institute for Genetic and Human Therapy de Washington y Pavia.