Desde 1992 se han registrado 140 fallecimientos con presencia de éxtasis y se ha comprobado que 38 de esas muertes estuvieron relacionadas directamente con esa droga, según explicó ayer el Delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Gonzalo Robles. Así mismo informó de que en el primer semestre de 2002 se interceptaron 906.000 pastillas de esta droga, que provoca a largo plazo un deterioro no recuperable en las capacidades motoras y de memoria.

De los 140 fallecimientos en los que se detectó presencia de éxtasis, en 102 casos las analíticas comprobaron la existencia en los cuerpos de otras drogas como heroína o cocaína y no es posible determinar la causa directa de la muerte; en varios casos además el fallecimiento estuvo relacionado con un accidente de tráfico y no se sabe si la muerte se produjo antes o después.

En la Delegación del Gobierno se celebró ayer una jornada sobre las consecuencias para la salud de las drogas de síntesis donde se presentó el último estudio sobre humanos realizado por el Instituto Nacional para el Abuso de las Drogas (NIDA) de Estados Unidos.

La investigación ha demostrado que tras un periodo de abstinencia de al menos nueve meses el nivel de transmisores de dopamina -que sufren un descenso cuando se consume metanfetaminas (como el éxtasis)- se habían recuperado, pero no así el deterioro de las capacidades motoras y la memoria.

Según explicó la doctora Pilar Sáiz, profesora titular de psicología médica de la facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, se ha comprobado ya que el éxtasis se asocia a trastornos mentales como psicosis, depresión, ataques de pánico o alucinaciones.

Un consumo continuado puede provocar importantes alteraciones del sueño, de la memoria, la cognición o la capacidad de planificación, con el consiguiente efecto en el rendimiento laboral y académico.

El éxtasis, explicó, daña los neurotrasmisores del sistema nervioso central, por lo que es posible que dentro de unos años «veamos que efectos propios de la vejez aparezcan mucho antes» en personas que han sido consumidoras habituales de esa droga al sufrir «un claro deterioro que no se recupera al dejar de consumir».

Saiz alertó de que muchos de los daños que se registran a corto plazo pueden convertirse en «crónicos» y consideró que, como el consumo masivo de éxtasis en España sólo tiene diez años, «no vemos más que la punta del iceberg de las posibles consecuencias».

Gonzalo Robles explicó que el consumo de éxtasis se ha estabilizado en el conjunto de la sociedad, aunque hay indicios que apuntan a un aumento del consumo «experimental» entre los jóvenes de entre 14 y 18 años.

Además, añadió, es necesario acabar con el tópico de que el éxtasis se toma sólo, ya que los consumidores de éxtasis sobresalen por su consumo de hachís (93,1 por ciento), alcohol (91,4), tabaco (87,3) y cocaína (53 por ciento).

El delegado del Gobierno hizo hincapié en la necesidad de «no ocultar el problema porque la drogodependencia es una enfermedad» y hay tratamientos, que facilitarán la recuperación cuanto antes se inicien.

En los últimos años se han producido en España importantes transformaciones en cuanto al tipo de sustancia principal que motiva la demanda de tratamiento. Si bien la heroína concentró durante años casi el 90% de las demandas asistenciales, bajó hasta el 72% en el 2000 para ceder espacio a otras sustancias como la cocaína, que alcanza el 32% de las peticiones de tratamiento y el cannabis, con el 14,5%.

Sólo un 1% de esa demanda de tratamiento proviene de consumidores de éxtasis, pero Robles auguró un incremento importante en los próximos años.

Para sensibilizar a la población sobre los peligros del éxtasis, la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas ha producido un vídeo informativo en el que se alerta a la sociedad ya que, si bien el consumo de esta droga todavía es minoritario, es «limitado» el conocimiento de sus riesgos.