Apenas dos meses después de su puesta en funcionamiento en Logroño, el «drogotest», tal y como se conoce a la prueba de control de consumo de drogas y otras sustancias estupefacientes entre los conductores, comienza a dar resultados. Y es que si entre enero y agosto, antes de la entrada en funcionamiento del dispositivo, la Policía Local detectó ocho casos de conducción bajo los efectos de algún tipo de droga, ahora, solo entre el 16 de septiembre y el 15 de noviembre, son ya 16 los automovilistas «cazados».

Los datos, facilitados desde la Concejalía de Interior del Ayuntamiento a Diario LA RIOJA, reflejan que el número de positivos se ha multiplicado por ocho pasando de uno a ocho al mes, si bien hasta el pasado septiembre las pruebas de consumo de drogas no eran muy frecuentes por las dificultades que entrañaba para la Policía Local tener que desplazar al sospechoso de haberlas ingerido hasta el Hospital San Pedro, único centro capacitado para realizar análisis con plenas garantías antes de la aparición del «drogotest».

Sin embargo, y he aquí su importancia, la principal novedad del «drogotest» no radica en las mayores facilidades que supone para la Policía Local a la hora de desarrollar una de sus muchas competencias, sino en que su introducción ha extendido su uso de los accidentes de tráfico e infracciones graves a los controles rutinarios, algo imposible hasta la fecha.

«Si entre enero y agosto la prueba se limitaba a accidentes o infracciones con negativos en alcohol, pero con evidentes signos de que el conductor implicado tenía alteradas sus capacidades, desde septiembre el «drogotest» se ha ampliado a los controles rutinarios posibilitando así su mayor eficacia», explica el portavoz municipal, Miguel Sáinz.

Tales posibilidades se han visto traducidas en la realización de un total de 20 pruebas durante los dos últimos meses (16 de ellas por la noche), de las cuales 16 han dado positivas, es decir, el 80% de las mismas. De las citadas 16, hasta 15 concluyeron en infracción administrativa (multa) y una en delito contra la seguridad del tráfico. «Las cifras, que no son preocupantes en cualquier caso, nos hacen pensar que igual que se está dejando de conducir bajo los efectos del alcohol, también se está dejando de hacer bajo los efectos de las drogas», sentencia el también concejal de Interior.