Las ventas de tabaco han caído aproximadamente un 2% en los últimos meses, pero «ese leve descenso, registrado en todo el país, no se ha debido a la inclusión de mensajes de advertencia sobre sus riesgos en las cajetillas, sino a las continuas campañas desarrolladas por el Ministerio de Sanidad», estima el presidente de la Asociación de Estanqueros de Córdoba (Aspreco) y también responsable de la Unión de Asociaciones de Estanqueros de España, Manuel Fernández Vicario. Fernández manifiesta que «aunque hay personas, sobre todo de más edad, que están dejando este hábito, se están incorporando al consumo jóvenes, a tempranas edades». El presidente de los estanqueros españoles opina sobre los mensajes de advertencia, incluidos en las cajetillas en cumplimiento de una directiva europea, que «los fumadores comentan cuando ven los anuncios, del tipo Fumar mata o Fumar provoca cáncer mortal de pulmón que son demasiado pesados y pasan de ellos. Además, los usuarios se quejan de que no se inserten leyendas de este tipo en otros productos también dañinos como el tabaco». Para Fernández, el hecho de que los mensajes de las cajetillas sean más que habituales provoca que se vuelvan «habituales» y que los fumadores se acostumbren incluso a las esquelas mortuorias que incluyen.

Cuando se cumple justo un año de la inclusión de estas leyendas de advertencia en los paquetes de tabaco, el presidente de los estanqueros destaca que «los fumadores han dejado incluso de utilizar cajetillas alternativas, que tan de moda se pusieron hace unos meses, sobre todo entre los jóvenes, para ocultar este tipo de mensajes, porque para ellos se han vuelto rutina». Manuel Fernández Vicario reconoce que las campañas de Sanidad parece que sí están teniendo algo de fruto, ya que hasta ahora no se habían visto resultados. Fumadores consultados por este periódico expusieron que este tipo de campañas no le han instado a reducir su consumo, ya que ocurre algo similar al abuso de otros productos, tales como las hamburguesas y grasas, que suben el colesterol, o el alcohol, que puede derivar en cirrosis, hace cambiar las conductas y afecta a la capacidad de conducción.