Las asociaciones de ayuda a los alcohólicos reconocen que deben revisar sus programas de deshabituación para adaptalos a las características y necesidades de las mujeres, «y contando con sus opiniones», según admitió ayer Ángel Velasco Rey, presidente de la Federación de Alcohólicos Rehabilita dos de España (Fare). Velasco fue uno de los participantes en la mesa redonda celebrada con motivo del IX Día de la Abstinencia, bajo el lema «La evolución del alcoholismo en la mujer».

El presidente de la Fare incidió en el hecho de que las mujeres acuden más tarde a los centros de apoyo, y una de las razones es que no les merecen confianza, porque la mayoría de los asistentes son hombres y porque los programas no se adecuan a los problemas y necesidades específicas que supone para este colectivo el consumo de alcohol. Así, Ángel Velasco subrayó que «es preciso revisar los programas de rehabilitación, los protocolos de tratamiento y marcar las diferencias de género para acercar nuestro servicio a sus necesidades».

El representante de la federación indicó que ya se ha iniciado esta tarea, pero hizo hincapié en que abordar el problema del alcoholismo en la mujer -como en el resto de los colectivos de población- no es sólo tarea de las asociaciones, sino de toda la sociedad, tanto de las administraciones como de los investigadores, para abordar aspectos como la prevención, la rehabilitación sanitaria o la inserción social y laboral, «teniendo en cuenta las variables de género».

Competitividad

Que el alcoholismo en la mujer tiene condicionantes específicos, lo había expuesto también con anterioridad Fernando Martín Pinillos, asesor del Delegado del Gobierno en el Plan Nacional sobre Drogas. Señaló que la preocupación de la Administración por el consumo de alcohol entre las mujeres ha ido aumentando a medida que se ha constatado que crecía la incidencia del alcoholismo y que éste prevalecía, especialmente entre las jóvenes. Ello se debe, como coincidieron en señalar todos los ponentes, a la evolución económica y al cambio de modos de vida, de manera que la mujer ha luchado por equiparase al hombre y no es raro que en esa búsqueda de igualdad caiga también en el alcoholismo. Además, la mujer actual soporta las mismas presiones o más que los hombres en la lucha por la competitividad laboral y social, a lo que se suman las responsabilidades del hogar, «porque éste sigue siendo un país machista».

El ponente reveló el dato de que, al igual que entre los chicos, las jóvenes empiezan antes a consumir alcohol y que en la franja de edad de entre los 14 y 17-18 años ya sobrepasan a aquellos en el consumo. Pero hay otra franja de edad, de entre 40-60 años en la que también se registra una elevada incidencia de consumo abusivo.

Martín Pinillos alertó sobre los riesgos añadidos del consumo de alcohol en la mujer que, en primer lugar, tiende a ocultar más que los hombre su problema, porque socialmente está mal visto; tardan más en acudir a un centro de apoyo para la rehabilitación y son más vulnerables que los hombres a los efectos de la bebida. Así, las mujeres son más propensas a la cirrosis alcohólica y a los trastornos psicológicos a causa del alcohol: el 50% ha de tratarse de patologías neuróticas.