El aroma a fresa y vainilla impregna la calle a varios metros del local. Una vez dentro, la luz tenue y los camareros con mascarilla se pasean entre el humo denso que se arremolina junto a las mesas, ocupadas en su mayoría por jóvenes que se turnan para sorber del tubo de las cachimbas o ‘sishas’, el nuevo producto estrella. Aunque hace ya más de 16 años que no está permitido el consumo de tabaco en el interior de los bares, las pipas de agua se escapan a la prohibición. El negocio ha proliferado entre los más jóvenes, y cada vez hay más locales que incluyen en su carta degustaciones de un producto tan tóxico como los cigarrillos que fueron expulsados de los interiores a golpe de legislación.

En España, uno de cada cinco jóvenes consume tabaco en pipa de agua, el porcentaje más alto de entre los vecinos europeos. Y el principal problema son las razones por las que escogen este tipo de producto: lo consideran menos nocivo. Es el resultado de un estudio liderado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) que analiza las percepciones de los consumidores de nueve países de la UE y del Reino Unido sobre productos de tabaco. “Constata algo que ya observábamos: que el consumo de este tipo de tabaco ha crecido. Lo que sorprende es que la percepción del riesgo sobre la salud es mucho menor, y eso es lo preocupante”, indica el investigador Francisco Lupiáñez, que ha liderado el proyecto. En ello influye su fuerte carácter social, vinculado al consumo en bares, cafeterías e incluso discotecas. Y la falta de regulación.

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