Las redes sociales están inundadas de “charlas”, “talleres” o “guías” para centros escolares en los que el término “prevención” se utiliza indiscriminadamente y sin mayor evidencia que la autoproclamada por el profesional en sus propias diapositivas. Y esto ocurre para la conducta suicida, el uso de sustancias, la violencia sexual, el acoso escolar, la educación afectivo sexual, el mindfulness, etc.
La pseudodivulgación psicológica en medios y redes lo invade todo, brotando en cada pantalla de los smartphones de una generación que desconoce que el teléfono nació con el “descabellado” propósito de hablar con otra persona. Y en la de adultos hiperpreocupados por una hiperpsicologización de cualquier malestar, hiperatendiendo e hiperreforzando de manera diferencial ciertas conductas de hiperatención a uno mismo. “El ojo que se ve a sí mismo está enfermo” decía Víctor Frankl. Poco más que añadir.
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