La crisis económica, la soledad, la poca comunicación con la familia y el entorno o la apatía ante la vida están detrás del repunte de problemas con el alcohol que está detectando la Unidade Asistencial de Drogodependencias (UAD) de Lugo, situada en la calle San Eufrasio y gestionada por la Oficina Provincial de Cruz Roja. En los últimos meses más de un centenar de personas con alcoholismo han recibido asistencia en el llamado «centro de drogas». El perfil de este usuario ha dado un giro importante ya que está creciendo mucho el número de mujeres afectadas, según fuentes de la unidad lucense.

«Antes -detallan- el prototipo de alcohólico que venía a los centros era el de un hombre de más de 50 años, que vivía en un entorno rural y que generalmente estaba soltero, o el de un ama de casa mayor. Pero ahora la incidencia entre hombres y mujeres se iguala y viene gente con una familia estructurada y que tiene hijos. «Usan el alcohol para llenar una falta», precisan. Al parecer, un buen número de usuarios llegan derivados de los servicios sanitarios de atención primaria o de urgencias, de servicios externos penitenciarios, pero también a través de la Guardia Civil, tras accidentes o percances de tráfico.

Al igual que en las otras adicciones que se tratan en la UAD, tanto legales (tabaco, alcohol, móvil, juego…) como ilegales, el usuario tiene una primera consulta con una trabajadora social, que valora el caso. Más tarde, la «estadilla» -está integrada por un equipo de profesionales multidisciplinar del centro- se reúne y decide si el paciente debe recibir tratamiento médico, tratamiento psicoterapéutico o ambos.

Junto con el de alcohol, el centro observa un repunte «grande» en el consumo de cocaína, hachís y anfetaminas, así como en el de «droga complementaria a otras drogas». Es el caso de las benzodiacepinas, componentes de medicamentos como el Tranquimazín.

El valor de la terapia familiar

«La terapia familiar es muy importante, imprescindible para todas las adicciones, ya que es la familia la que está sufriendo lo bueno y lo malo», destacan fuentes de la UAD, que quisieron subrayar la colaboración que tienen, entre otros, con la Unidad de Agudos, de salud mental, del Hospital de Calde, en Lugo. «Están haciendo un esfuerzo tremendo», comentaron.