Según los datos derivados del estudio, unos 3.000 alumnos de la provincia habría probado la cocaína, a pesar de asegurar estar muy informados y conocer los peligros del consumo de drogas. De hecho, el 68% de los encuestados afirma estar muy informado o bastante informado sobre los efectos de las drogas, mientras que el 63% reconoce efectos secundarios en la salud y el 28% ve en la adicción el principal peligro. La mayoría define las sustancias estupefacientes como «sustancias muy peligrosas que no deben ni probarse»

No obstante, el estudio confirma que, para muchos jóvenes, el «coqueteo» con la cocaína empieza a edades tempranas y que entre los escolares habría más de 700 con consumos que no se limitan a la mera experimentación. Las cifras que arroja la provincia en relación al uso de esta sustancia por parte de los escolares duplica los resultados que arroja la media andaluza, un dato que Belén Pardo achaca al hecho de que entre los encuestados en Málaga había un grupo de chicos de 18 años que aún cursaban la ESO, algo que no se ha producido en las encuestas del resto de las provincias.

Al igual que ocurre en la población en general, entre los escolares es el cannabis la droga ilegal más presente. Cerca de 15.000 alumnos habrían fumado hachís alguna vez y más de 4.600 reconocen que lo consumen.

Beneficios aprendidos

La experiencia de las profesionales que trabajan en Proyecto Hombre indica además que es una droga sobre la que tienen bastante información, aunque en ocasiones pueda estar sesgada: «Se leen todos los manuales sobre los efectos terapéuticos del hachís», afirma Amaia Escarza. Las anfetaminas, según las profesionales, también es una sustancia que les resulta familiar, y que reconoce haber probado un 3,4% de los escolares.

A Belén Pardo, uno de los datos que más le ha sorprendido ha sido el referente al grado de satisfacción de los chicos, que es altísimo. Están muy satisfechos, sobre todo, con sus amigos; pero también lo están con su familia: «Me sorprende porque la adolescencia lleva implícita la rebeldía. Es una etapa en la que es normal la confrontación con los mayores, y me hace pensar que, o bien los padres no están poniendo los límites adecuados, o bien los niños están encauzando esa rebeldía de otra forma».

Las puntuaciones más bajas en cuanto al grado de satisfacción se reflejan en los apartados referentes a la economía y los estudios, y es más baja cuando quien contesta reconoce algún tipo de consumo. La diversión, la moda y la curiosidad son las causas que empujan a consumir drogas, según los adolescentes.