El doctor en Medicina y Cirugía de la Fundación IMABIS, Fernando Rodríguez, apostó ayer por considerar la adicción como una enfermedad específica, algo que catalogó de «necesidad» en el marco de los cursos de verano de Vélez Málaga. Para este experto, la adicción no es un problema social únicamente, sino que la define como una enfermedad crónica para la que hay que aprovechar la investigación al objeto de desarrollar medicamentos y estrategias para su terapia. Rodríguez asegura que la cataloga como enfermedad porque «hay un proceso patológico en el que se altera la normalidad, existe una pérdida de salud para el bienestar psíquico, físico y social y, también, un proceso interno del organismo de defensa».

En España no se trata la adicción como una enfermedad en los hospitales, salvo en algunos centros de Cataluña. En estos momentos, ciertas regiones empiezan a transferir la adicción al área de la Sanidad, aunque en su gran mayoría la relegan al plano de los Asuntos Sociales.

Fernando Rodríguez destacó, además, que el mismo efecto que producen las hormonas a nivel neuronal durante la etapa infantil y juvenil, «lo hacen las drogas, actuando sobre el cerebro y modificándolo plásticamente». En Andalucía las edades de inicio de consumo de cannabis ronda los 11 años; los 13 en la cocaína y los 14, en el alcohol. A partir del primer contacto, algunos jóvenes se convertirán en adictos y otros experimentarán problemas de comportamiento, precisó el especialista.

Ante esta situación, el ponente Fernando Rodríguez rechazó la permisibilidad absoluta y la legalización de las drogas. «Sería dar la espalda a un grave problema». En este sentido, aludió a argumentos prolegalistas como las facilidades que comportaría para el control de la droga, algo que, reseñó, es una falacia. Tras la legalización, opinó Rodríguez, surgiría un multimillonario negocio, similar al del tabaco y el alcohol, así como un creciente consumo incontrolado en perjuico, especialmente, de los más jóvenes, los cuales, en palabras del especialista, estarían condenados a ser «enfermos para siempre». «En el siglo XIX Alcohólicos Anónimos supo que el adicto mantendría la adicción toda la vida: ha sido, es y será alcohólico aún así no beba durante viente años. Hay que estar vigilante hasta el final de sus años», puntualizó el experto.

El ponente apeló asimismo al sentido común para decir no a la legalización e hizo un llamamiento a las administraciones para reservar fondos económicos con los que implantar una red sanitaria adecuada que inicie el tratamiento de los adictos a fin de que no caigan exclusivamente en los organismos no gubernamentales.