Los psicólogos, psiquiatras y médicos que trabajan en los Centros de Atención a Drogodependientes (CAD) de la Región llevan tiempo dando la voz de alarma: el consumo de cocaína ha crecido en los últimos 5 años a pasos agigantados y, lo más preocupante, esta droga dura empieza a desbancar a otras sustancias (cannabis, alcohol) entre los más jóvenes, incluso menores.
Este pésimo augurio se ha materializado en las últimas estadísticas y los expertos en drogodependencias de la Consejería de Sanidad se preparan para atender una auténtica avalancha de adolescentes enganchados a las rayas.
Un hábito «normalizado»
Juan Jiménez, coordinador técnico de Drogas, adelanta que su equipo está organizando «programas de desintoxicación para tratar a estos nuevos drogadictos. Serán terapias grupales que durarán entre 12 y 16 semanas y consisten en enseñarles a superar la abstinencia dándoles habilidades y herramientas para ser competentes, para dominar su voluntad y superar la depresión y el abatimiento que produce dejar de tomar cocaína».
Esta previsión no se fundamenta en una mera impresión de los profesionales, que ya de por sí conocen lo que ocurre en la calle. El incremento del consumo de cocaína es un hecho que demuestran las estadísticas.
Pablo Fernández, secretario sectorial de Drogodependencias, precisa que la prevalencia del consumo de drogas de abuso en la Región, desde los 15 a los 64 años, se ha disparado del 4,3% de los encuestados en 1999 a un 8,4% en el sondeo del 2003. Esta encuesta bianual se realiza en una muestra de mil murcianos. El cannabis sube notablemente: del 25,5% al 33,5%.
El Sistema de Información sobre Toxicomanías de la Región de Murcia (Sitcam) también revela que un 50,6% de las personas que solicitaron por primera someterse a un tratamiento de desintoxicación en la Región en el 2001 sufrían dependencia de la cocaína, mientras que dos años atrás el porcentaje era del 38,5%. De esta forma, el volumen de adictos en busca de ayuda se ha disparado en un 12,1% y ha desbancado del primer puesto a los heroinómanos.
Los drogadictos que pidieron tratamiento fueron un 30,9% del total, seguidos por los murcianos enganchados al cannabis (11,9%).
El coordinador de Drogas señala que el abordaje psicológico y social con estos adictos de corta edad es diferente porque «responden a un nuevo fenómeno cultural: meterse una raya no se ve como algo marginal, sino como un hábito normalizado, no piensan que se están enganchando, tienen estudios, trabajan y manejan dinero y hasta tienen pareja estable. La mayoría se inició bebiendo alcohol a los 14 años y se han convertido en cocainómanos de fin de semana».
El objetivo es intervenir, sacarles de este pozo, antes de que se separen de su pareja, pierdan el trabajo y los amigos, se endeuden y desarrollen una patología dual: enfermedad psiquiátrica inducida, o que aflora, por el abuso de estupefacientes.