Los neumólogos reclaman que el sistema sanitario preste al tabaquismo la atención que merece como enfermedad crónica que es, según la definición de la Organización Mundial de la Salud, y arguyen que la relación coste-efectividad de estos fármacos es significativamente mejor que la de tratamientos para enfermedades como la hipertensión arterial o la hipercolesterolemia.
Su petición se apoya en una serie de proposiciones que apelan a la responsabilidad de pacientes, prescriptores e industria farmacéutica, dado el componente especial de adicción de esta enfermedad crónica. Los neumólogos quieren así que Navarra, Cataluña, La Rioja y Madrid no sean las únicas que apuestan de forma decidida por la financiación pública de estos tratamientos.
El coordinador del Área de Tabaquismo de la Separ, Juan Antonio Riesco, explicó que la financiación de las terapias podría realizarse sobre la base de contratos de riesgo compartido entre la industria farmacéutica y la Administración. «Los laboratorios deberían así aceptar un compromiso firme con los objetivos de sostenibilidad presupuestaria, devolución del gasto en caso de prescripción inadecuada y el establecimiento de diferentes precios según grupos poblacionales».
El sistema de salud estaría obligado, por su parte, a aceptar un precio sobre la base de la innovación incremental del producto. La Separ propone que cualquier renegociación del precio se desarrollara de forma bilateral entre el sistema y la industria.
Con condiciones
La segunda opción que presentan los neumólogos se basa en el establecimiento de condiciones que deberían cumplir tanto el fumador como el prescriptor para que el sistema de salud corriera con los gastos de los tratamientos. Esta financiación dependería de que el fumador expresara su compromiso de dejar de fumar y marcara una fecha para conseguirlo, se identificara a colectivos prioritarios (pacientes con enfermedades producidas o agravadas por el tabaco, fumadores con intentos previos serios de dejar de fumar y profesionales que supongan un «modelo a seguir» como sanitarios o educadores).
Además, a fin de optimizar la utilización del tratamiento, éste se entregaría de forma paulatina y, en caso de fracaso, no se volvería a financiar gratuitamente hasta pasados seis meses.
Al año mueren 60.000 españoles a causa del tabaco, lo que convierte al tabaquismo en la primera causa de muerte evitable tanto en España como en el mundo. «El fumador es un enfermo, y cuando quiere asumir la necesidad de abandonar el tabaquismo debe acudir a un médico», alertó Carlos Jiménez, neumólogo experto en tabaquismo de la Separ.
En España existen 12 millones de fumadores, de los que la Separ calcula que el 73 por ciento quiere dejar el tabaco. «Sin ayuda médica las posibilidades de éxito son sólo de entre el 5 y el 10 por ciento, mientras que con ayuda, esta probabilidad se multiplica por tres o cuatro». Sin embargo, según Jiménez, sólo el 10 por ciento de los que quieren dejarlo pide apoyo sanitario.
El precio de dejarlo
La terapia sustitutiva de nicotina (TSN), bupropion y vareniclina componen la oferta farmacológica antitabáquica. Decantarse por la TSN durante el tiempo recomendado tiene un coste de entre 150 y 160 euros. La terapia con bupropion cuesta entre 190 y 200 euros, y con vareniclina, entre 240 y 250 euros.
El método Reduce hasta dejarlo (RHD), de probada eficacia según la Separ, y que consiste en la reducción progresiva de cigarrillos y la combinación con TSN, sería algo más caro que la administración convencional de TSN, del orden de 170 a 180 euros.
La Separ apuesta por este método para el 48 por ciento de fumadores que se estima que no quiere abandonar el tabaco de forma brusca. «Además, entre los que no van a dejar el tabaco, es una opción válida para el 16 por ciento de fumadores que manifiesta que quiere reducir el consumo de cigarrillos diarios».