«El tabaquismo es la primera causa de muerte evitable en todo el mundo, que causa más muertes que los accidentes de tráfico, laborales o enfermedades como el SIDA», ha explicado el neumólogo Carlos Jiménez, durante la presentación de esta propuesta para el tratamiento de «una enfermedad crónica, que debe ser diagnosticada como tal».
El médico ha recordado que el fumador es un enfermo y que si quiere dejarlo debe acudir a un profesional sanitario para que le recomiende un tratamiento, entre ellos, la reducción progresiva del consumo de cigarrillos a través de los chicles de nicotina, como paso previo al abandono definitivo del tabaco.
El SEPAR defiende la financiación pública de los tratamientos, que se da de forma desigual en las distintas comunidades autónomas, ha explicado el presidente de la sociedad médica, Juan Antonio Riesco, quien ha recordado que por el momento sólo han incluido actuaciones en este sentido Navarra, La Rioja, Madrid y Cataluña.
La propuesta de los neumólogos incluye un contrato de riesgo compartido entre la industria farmacéutica y la administración y otro de condiciones entre el paciente y el médico que realiza el seguimiento.
La industria debería asumir el compromiso con los objetivos de sostenibilidad presupuestaria, devolver el gasto en caso de prescripción inadecuada del tratamiento y fijar distintos precios para diferentes grupos.
Por su parte, el sistema sanitario público debe aceptar un precio base y que la renegociación del mismo se haga de forma bilateral, junto con la industria.
«El tratamiento se debe prescribir cuando el fumador expresa su compromiso de dejar de fumar y fija una fecha para hacerlo», ha señalado el doctor Riesco, quien también aconseja identificar colectivos prioritarios, como los que sufren una enfermedad producida por el tabaquismo o los que padecen otra patología que empeora con su hábito (como asma o diabetes).
Otra de las condiciones planteadas es que no se entregue el tratamiento completo al paciente desde el inicio, sino que se vaya prescribiendo según se superen las consultas de seguimiento.
«En caso de fracaso en el intento de dejar de fumar, no se volvería a ofertar tratamiento gratuito hasta pasados 6 meses desde la fecha de fracaso», ha indicado Riesco.
Se considera fracaso que los fumadores sigan consumiendo a diario uno o más cigarrillos a pesar de llevar cuatro semanas de tratamiento o los que, después de ese mismo tiempo, consuman de forma ocasional al menos tres cigarrillos a la semana.