Hay quien sostiene que no hay ningún fumador que esté orgulloso de serlo. Y quizá en la merma de su autoestima haya tenido que ver una razón que apunta el jefe de la Unidad de Coordinación del Plan de Drogas de Asturias, José Ramón Hevia: «Entre todos hemos conseguido invertir la visión social del tabaco y de los fumadores».

Hasta hace pocos años, puntualiza Hevia, «era una sustancia que podía tener una cierta valoración social, que daba un cierto prestigio, porque se asociaba a situaciones placenteras como la buena mesa, pero esa imagen ha cambiado y, salvo excepciones, fumar ya no está bien visto». Y, en eso, España sigue la estela de países como Reino Unido, Holanda, Italia y Francia, que ya han asumido la prohibición total sin mayores problemas.

Una prueba de esa teoría de Hevia es la Encuesta Estatal sobre el Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias, que revela que «el consumo de cigarrillos en España está disminuyendo».

Los datos referidos a Asturias, explica el responsable regional, arrojan un dato importante: que, hasta ahora, las estudiantes de entre 14 y 18 años fumaban más que los chicos en esas mismas edades, pero que, por primera vez desde los años noventa, «los consumos se han igualado. Y lo han hecho a la baja».

La encuesta, realizada entre 1.766 alumnos de Secundaria del Principado, desvela además que el tabaco es la segunda sustancia tóxica que más consumen los jóvenes tras el alcohol, pero que el consumo está estabilizado. Y otra buena noticia: «El 68,7% de los jóvenes asturianos que fuman se han planteado dejarlo, aunque sólo un 40,5% lo ha intentado». La mayoría, eran chicas.