Nuevas sustancias, prevención y comunidad

El pasado 30 de mayo, el Teatre-Auditori de Sant Cugat del Vallès fue el escenario de la VIII Jornada Perifèrica, un espacio de reflexión, encuentro y actualización profesional sobre consumo de drogas, prevención y acción comunitaria. Organizada por la Xarxa Perifèrics, esta jornada anual reunió a personas expertas de todo el territorio catalán, con un claro enfoque hacia las nuevas realidades del consumo y la necesidad de respuestas innovadoras desde la prevención.

Bajo el lema «Nuevos consumos, nuevas alianzas», el encuentro puso el foco en dos mesas redondas principales que abordaron, por un lado, el fenómeno emergente de las nuevas sustancias psicoactivas (NPS) y, por otro, el diagnóstico actual del sector de la prevención en Catalunya y las experiencias concretas de intervención comunitaria.

Nuevas sustancias psicoactivas, nuevas complejidades

La primera mesa puso sobre la mesa un fenómeno que preocupa cada vez más a los y las profesionales de la salud pública: el incremento del uso de las nuevas sustancias psicoactivas (NPS), que en muchos casos se presentan como alternativas legales a drogas ya prohibidas. Se trata de compuestos químicos, muchas veces sintéticos o semisintéticos, que no han sido todavía fiscalizados por los organismos de control y de los que, en la mayoría de los casos, se desconoce el perfil toxicológico.

En este conversatorio entre Mireia Ventura, coordinadora del Servicio de Análisis de Sustancias de Energy Control, y Antón Gómez-Escolar, psicofarmacólogo especializado en drogas, reducción de riesgos y creador del canal Drogopedia se habló de ejemplos como el HHC (hexahidrocannabinol), una sustancia derivada del CBD pero con efectos similares al THC. El HHC, hasta hace poco legal, se comercializaba en atractivos envases, en forma de vapes o gominolas, y ha ganado popularidad sobre todo entre las personas más jóvenes. Actualmente ya ha sido prohibido, pero su rápida expansión ilustra la lógica del “gato y el ratón” que domina el mercado de las NPS.

También se discutió el caso de las catinonas sintéticas, como la mefedrona, que combina efectos del MDMA y la cocaína y que, aunque prohibida, sigue presente en entornos como el chemsex. Cada nueva variante que aparece implica una reformulación de las estrategias preventivas, ya que los efectos, la potencia y los riesgos cambian constantemente. La rotación de estas sustancias y la falta de información generan una gran inseguridad tanto en las personas consumidoras como en las profesionales.

Otra sustancia destacada fue el Tusi, conocido también como “cocaína rosa”. En realidad, se trata de una mezcla de drogas ya conocidas —ketamina, MDMA, cafeína y anfetaminas— presentada con colorantes y saborizantes. A pesar de no ser una NPS, su éxito radica en el rebranding: una nueva imagen para un viejo cóctel, ahora consumido por jóvenes que muchas veces no tienen experiencia previa con las drogas que lo componen. Este fenómeno ha contribuido, por ejemplo, al aumento de la tolerancia a la ketamina sin que las usuarias sean del todo conscientes de su exposición repetida.

Frente a estas realidades cambiantes, se señaló la importancia del sistema de alerta temprana y la necesidad de legislar con mayor rapidez. El proceso actual de identificación, evaluación y fiscalización de una nueva sustancia puede durar hasta dos años, tiempo en el que ya se ha consolidado su comercialización. Algunos países, como Reino Unido y Países Bajos, han adoptado estrategias legislativas más flexibles, prohibiendo familias enteras de sustancias aún en fase de estudio para cortar de raíz su difusión.

Por otro lado, en Catalunya y a nivel estatal, por ahora, no se han detectado casos significativos de fentanilo ni de sus variantes más peligrosas como los nitacenos. Sin embargo, se advirtió que, ante una posible caída de la producción de heroína en Afganistán, podrían surgir estas sustancias como alternativa.

Diagnóstico del sector de prevención y experiencias locales

La segunda mesa redonda presentó un estudio descriptivo sobre la situación profesional del sector de la prevención en Catalunya. Basado en una muestra de más de 1.000 profesionales, el estudio reveló importantes desequilibrios territoriales: mientras que en Barcelona se concentran 165 de las 195 profesionales catalanes encuestadas, otras comarcas están claramente infrarepresentadas. Además, se evidenció la falta de relevo generacional en municipios con larga tradición en prevención y una tendencia a la integración de los planes de drogas dentro de los planes de salud general, lo cual puede diluir su impacto específico.

Otro hallazgo importante fue la feminización del sector técnico, en contraste con la mayor presencia masculina en los cargos directivos. A esto se suma que solo una de cada tres profesionales dedica el 100 % de su jornada a tareas preventivas, y que más del 80 % ha recibido menos de 100 horas de formación específica. La mitad trabaja en la administración pública, y la intervención se centra sobre todo en los ámbitos escolar, familiar y comunitario.

Las conclusiones de este diagnóstico apuntan a una fuerte insatisfacción laboral, falta de desarrollo profesional, ausencia de reconocimiento institucional y la necesidad urgente de un marco legal que regule la prevención de forma clara y sólida. También se propusieron 38 medidas concretas para mejorar el sector, entre las que destacan: establecer una ratio adecuada de personal técnico por número de habitantes, exigir una formación mínima acreditada, crear espacios de intercambio entre profesionales, mejorar la relación entre investigadoras y técnicas, y garantizar la calidad de las intervenciones basándose en la evidencia científica.

Además, se presentó el recurso SIPA+, un buscador online que permite a profesionales y ciudadanía localizar recursos de prevención universal, selectiva e indicada disponibles en Catalunya. Esta herramienta, junto con proyectos como Planifica Salut, busca estructurar itinerarios de intervención comunitaria, centrados en niños, adolescentes y jóvenes, mediante una mirada integral de la salud.

Las jornadas cerraron con una llamada a la acción: urge repensar la prevención desde una mirada estratégica, transversal y basada en la evidencia. No todo vale en promoción de la salud. Es necesario planificar bien, generar alianzas con nuevos agentes del territorio y trabajar no solo desde el riesgo, sino desde la protección. Asimismo, se subrayó también la necesidad de romper con la estigmatización de las personas jóvenes que consumen, diseñar intervenciones con y para elas, y revisar críticamente qué entendemos por comunidad y dónde se encuentran realmente sus redes informales.