Estimado lector, sé que seguramente sus expectativas al leer estas breves líneas sean encontrar argumentos teóricos, datos “duros” y un desarrollo académico o especializado sobre el tema. Me disculpo de antemano si en ese sentido no son cubiertas. Déjeme decirle que considero necesario abordar este asunto desde mi experiencia personal, atravesada por algunas herramientas analíticas, es decir, desde el conocimiento situado. Mi objetivo es invitar a la reflexión a quienes se estén haciendo preguntas como las que me he planteado sobre la política de drogas y sus impactos: ¿son las drogas el problema de la violencia o más bien son las condiciones económicas y políticas de cómo y dónde se producen, distribuyen y consumen? Además de la violencia, ¿qué sostiene a las estructuras del crimen organizado que se dedican al tráfico de sustancias?

Nací y viví los primeros años de mi infancia en San Francisco del Rincón, Guanajuato, un municipio ubicado dentro de la zona centro del estado, que forma parte del corredor industrial del Bajío. Sigue siendo un lugar modesto, con un crecimiento económico lento y pocas oportunidades de desarrollo; también es la “capital del sombrero” y se ha dedicado históricamente a la industria del calzado y el textil. Crecí en este contexto junto a tres morros que eran hermanos y vivían muy cerca de mi casa. Por la amistad entre su papá y el mío, también nos hicimos amigos; consolidé una relación más estrecha con el hermano mayor.

Leer el artículo completo en animalpolitico.com