¿Cuántas charlas sobre drogas se ofrecen en los centros educativos, a las familias o a personas consumidoras? Seguramente muchas, más de las necesarias. ¿Por qué hacer esta afirmación de “más de las necesarias”? Vamos a intentar explicarlo.
En la práctica de la prevención encontramos múltiples enfoques y personas implicadas. Desde profesionales amplia y debidamente formados en los fundamentos de la prevención basada en la evidencia y buenas prácticas, a personas con muy buena voluntad que sin apenas conocimientos intentan ayudar, pasando por oportunistas que ven en los problemas y desgracias ajenas una fuente de negocio. Analicemos las ventajas y riesgos que supone cada uno de estos enfoques, empezando por el último.
Cuando las intervenciones preventivas se ponen en mano de personas sin conocimientos, únicamente interesadas en hacer negocio, nos enfrentamos a un serio problema de pseudo-prevención. ¿Qué es la pseudo-prevención? Es una práctica equiparable a los rituales de una pseudo-ciencia. Aquello que alguien lo llama prevención pero no lo es porque no alcanza los estándares mínimos de calidad ni cumple con los principios éticos que rigen la profesión como ciencia aplicada. Los “oportunistas” de la pseudo-prevención ofrecen un paquete de charlas, siempre las mismas, trasladando únicamente información obtenida de escasas y no siempre actualizadas ni fiables fuentes. La intención es elaborar un producto que exija poco esfuerzo (afectando esto a la calidad), ponerle el nombre de “Prevención” como estrategia de marketing y ser vendido repetidamente para sacarle la máxima rentabilidad. Concluyan el resultado que puede esperarse.
En el caso de las personas que muestran buena voluntad e intención por ayudar, pero no tienen los conocimientos suficientes, nos enfrentamos a que están ocupando el espacio que debería ocupar un profesional debidamente cualificado, ofreciendo un servicio de gran fondo humano pero limitada calidad. Para hacer prevención es imprescindible conocer que está científicamente demostrado, que funciona y que no. No es suficiente con la buena voluntad, aunque hay que reconocer que esta es un primer paso que motiva a formarse a quienes quieren hacer prevención y no quedarse en otra forma de pseudo-prevención.
Por último, aquellas personas con una formación amplia y de calidad, que les acredita como profesionales expertos en prevención, son quienes tienen que tener todas las oportunidades de acceder a los ámbitos donde se hace prevención y ser quienes lideren y apliquen esta desde estándares de calidad, evidencia científica y ética profesional. Los preventólogos y preventólogas son quienes pueden ofrecer y asegurar una intervención más eficaz y eficiente, contribuyendo a mejorar los recursos de las personas y comunidades para afrontar los retos de la problemática de las adicciones.
Dada la necesidad de avanzar en la transferencia del conocimiento científico al ámbito aplicado, la Universidad Internacional de Valencia lleva un lustro impartiendo la primera y única Maestría Oficial Online en Prevención en Drogodependencias y otras Conductas Adictivas, generando a través de sus egresados un capital humano y técnico adecuadamente formado en la ciencia de la prevención de las adicciones. La experiencia nos dice que éste camino que emprendimos junto a todas las personas que han confiado en nosotros, es nuestra modesta contribución hacia la profesionalización y mejora de la prevención en adicciones.
Víctor José Villanueva Blasco (Director de la Maestría Oficial Online en Prevención en Drogodependencias y otras Conductas Adictivas de la Universidad Internacional de Valencia)