En general, se considera que «el consumo de cannabis no requiere ningún tratamiento farmacológico, ya que suelen tratarse los cuadros psicopatológicos asociados a su consumo», ha afirmado Martín Miguel Iribarren, experto en toxicomanías del Centro de Salud Mental Retiro, de Madrid. Opina que la heterogeneidad de los pacientes impide que exista una línea estandarizada de tratamiento farmacológico.

Por esta razón, «el tratamiento debe ser primordialmente psicoeducativo, y hacerse a nivel individual, grupal y familiar», ha recalcado Iribarren. «La educación de la familia es, en muchas ocasiones, más efectiva que la del propio muchacho», sobre todo cuando no está motivado.

Concienciación

Antes de indicar el tratamiento, el paciente «debe tomar conciencia de la enfermedad»; si no es así, es muy probable que fracase. En este sentido, «la entrevista motivacional es decisiva». Además, Iribarren cree que el tratamiento no debe venir impuesto por vías externas.

«Los cuadros psicóticos son más frecuentes de lo que pudiera parecer entre los consumidores de cannabis, aunque es más habitual que los pacientes esquizofrénicos o psicóticos consuman esta droga». Asimismo, hay que precisar que fumar cannabis no es el factor de riesgo más importante de un cuadro psicótico, pero puede desencadenarlo.

La razón más probable por la que estos pacientes consumen cannabis tiene que ver con el inicial bloqueo.
dopaminérgico. Sin embargo, a largo plazo, «es muy probable que agrave los síntomas psicóticos», ha destacado. A este respecto, «son muy frecuentes las reagudizaciones de estos cuadros a causa del consumo de cannabis».

Con todo, «los trastornos de ansiedad son los más frecuentes». Su duración es corta, desapareciendo de forma espontánea en pocos minutos. Es la razón por la que no suele buscarse atención médica.

Por otro lado, la vida media del cannabis es muy elevada -alta liposolubilidad-, por lo que «apenas se ve el síndrome de abstinencia en la práctica diaria». Sin embargo, no hay mucho consenso a este respecto. «Lo que es seguro -ha destacado Iribarren- es que no existe al menos a nivel orgánico. Cuando aparece lo hace a nivel psicológico.

«El craving es más habitual que el síndrome de abstinencia, fundamentalmente propiciado por algún tipo de estímulo externo, como fumar a determinadas horas del día».

Otras drogas

La diferencia fundamental con el tabaco es que la nicotina tiene una vida media mucho más corta que la del cannabis. Por esta razón, es característico el síndrome de abstinencia del tabaco, aunque «el efecto del cannabis es mucho más nocivo». El patrón de consumo también es diferente (ver DM del 30-IV-04).

Por otro lado, los circuitos de recompensa del cannabis son muy similares a los del alcoholismo.

Quizá «la enorme aceptación social del cannabis es la diferencia fundamental con respecto a otras drogas, de tal manera que muchos profesionales tienen problemas con el diagnóstico debido a que incluso ellos mismos fuman».