Para muchas personas que intentan recuperarse de un trastorno por consumo de sustancias, quizás para la mayoría, la abstinencia puede ser el objetivo de tratamiento más adecuado. Pero en ocasiones la abstinencia completa no es posible, ni siquiera a largo plazo, y se necesitan nuevos enfoques de tratamiento que reconozcan el valor clínico de la reducción del consumo.
Según un análisis de datos de la Encuesta Nacional sobre el Consumo de Drogas y la Salud de 2022 publicado recientemente, dos tercios (65,2 %) (en inglés) de los adultos que se declaran estar en recuperación consumieron alcohol u otras drogas en el último mes1. Cada vez hay más pruebas científicas que respaldan los beneficios clínicos de reducir el consumo de sustancias y su viabilidad como camino hacia la recuperación para algunos pacientes. La reducción del consumo de drogas tiene claros beneficios para la salud pública, como la reducción de las sobredosis, la transmisión de enfermedades infecciosas y los accidentes de tráfico y las visitas a salas de urgencias, sin mencionar la posible reducción de efectos adversos para la salud como el cáncer y otras enfermedades asociadas al tabaco o al alcohol.
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