En 1931, el escritor y filósofo británico Aldous Huxley publicó un pequeño ensayo titulado En busca de un nuevo placer. En aquel texto, el autor concluía que tanto las sensaciones de diversión como las de aburrimiento del hombre de su época en nada se distinguían de las experimentadas por civilizaciones anteriores, y se permitía proclamar su deseo de encontrar una droga que transfigurara la forma de sentir del ser humano sin causarle daños físicos ni psicológicos.

Solo un año después, publicaba la que es aún considerada, junta a 1984, de George Orwell, y Farenheit 451, de Ray Bradbury, como una de las más lucidas distopías de la historia de la literatura. Un mundo feliz adentra a los lectores en una sociedad edificada artificialmente, ciencia mediante, en que un autoritarismo apenas visible se esfuerza por perpetuar un orden previamente establecido y una felicidad adulterada.

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