Un estudio realizado en Valencia (España) ha confirmado que el consumo y los efectos del alcohol tienen un componente genético. El trabajo, publicado en la revista «Gaceta Internacional de Ciencias Forenses», considera que el gen de la Alcohol Deshidrogenasa 1B (ADH1B) al influir en la actividad de algunos enzimas, afecta a la tasa de metabolización del etanol y, por tanto, modula potencialmente el consumo de bebidas alcohólicas.
«El metabolismo del etanol se debe principalmente al grupo de enzimas denominado alcohol deshidrogenasas. Estos enzimas degradan el etanol a acetaldehído, el cual, si se eleva rápidamente en sangre debido a una tasa de metabolización alta del propio etanol, puede generar efectos adversos como el «flushing» o enrojecimiento», explica el trabajo.