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El informe de la FAD, Hijos y Padres: Comunicación y Conflictos, echa por tierra algunos otros mitos. No existe, para empezar, «la familia española», un modelo hegemónico como el tradicional de hace algunas décadas, con papeles y modos de relación intergeneracional bien definidos.

Sigue siendo la institución mejor valorada y pervive el ideal de «la familia ante todo», pero la realidad y la evolución de la sociedad española han introducido matices y pautas más complejos.

Desbordados

Prueba del fin de los modelos tradicionales es la desorientación de los padres. Todos coinciden, adultos y chavales, en la importancia crucial de la familia como eje educador y de socialización de los niños, pero un tercio de los padres estudiados siente que no está a la altura de las necesidades educativas de sus hijos adolescentes; no tanto en relación a la transmisión de conocimientos, como en la preparación para un mundo en continuo cambio, para una sociedad que abre a los jóvenes muchas puertas a edades tempranas, que les ofrece información, modos de ocio y diversión antes reservados a los adultos.

Casi el 40% confiesa, además, no manejar bien los conflictos de convivencia, y para más detalle, uno de cada cinco dice estar «desbordado» por las exigencias económicas de sus hijos.

Este panorama, con nuevas fórmulas de relación intergeneracional, más libertad para los jóvenes, cambio de roles en la pareja y la incorporación de la mujer al mercado laboral, deja flancos educativos al descubierto que los padres, de forma masiva (59.6%), endosan a los profesores. A ellos, que no al sistema educativo en su conjunto, les piden «que eduquen mejor» a los chavales.